Cuidado con la noche
Cap. 2: Encuentros
Era una tranquila noche de verano. Por las calles, el sonido de un avión a lo lejos era lo único que rompía el silencio, eso y el paso apresurado de un hombre vestido de negro. Caminaba con pasos largos y rápidos por un callejón oscuro y angosto. Varias cuadras había seguido su marcha con la cabeza gacha, hasta que se detuvo frente a un bar. Miro detenidamente la antigua entrada, y dirigió su vista a un enorme cartel, ubicado justo arriba de la gran puerta gris, que con luces rojas y titilantes decía: "Los ángeles"
-Es este.- dijo en voz baja, y se dispuso a entrar en él.
Al entrar, una luz roja lo cegó por unos instantes, y apenas pudo visualizar mejor el lugar, prosigo por adentrarse en él. A medida que iba entrando escuchaba con mas fuerza una extraña música, parecía techno o algo así. Una vez dentro se acerco a una larga barra de madera y se sentó en una banqueta que estaba frente a ella.
-Cantinero.- llamo acompañando esto con una seña de la mano derecha. -¿Podría llamar al Sr. Smith?- dijo a un hombre de un delantal blanco, con un acento que parecía mas a una orden que a una pregunta. Este, luego de su pedido, abrió una pequeña puerta negra al lado de un estante lleno de licores, vinos y demás bebidas alcohólicas. Cuando el cantinero estaba lejos de su vista, el hombre vestido de negro se dio vuelta y comenzó a observar el lugar. Mientras miraba a su alrededor, se convencía cada vez mas, que ese lugar, no era lugar para él, definitivamente no lo era. Estaba ambientado con luces intermitentes de color rojo, la música estaba tan alta que apenas podía escuchar lo que pensaba, y la gente bailaba muy desenfrenadamente... bueno... a esa clase de baile seguramente si se podía acostumbrar.
-¡Mi buen amigo Armand!- dijo entusiasmado y felizmente un hombre al lado suyo, el cual era bastante robusto, de estatura media, tenía una barba en forma de candado toda enmarañada y un aro de oro en la oreja izquierda. -¿Cómo andas tanto tiempo?- continuó este tomando asiento junto al visitante, y estrechando fuertemente su mano.
-Pues... no del todo bien....- dijo Armand con una expresión pensativa y de tristeza en su rostro.
-Me lo imaginaba, ha habido muchos de los tuyos dando vuelta por estos lugares. Parece que la tranquilidad de este lugar les llama la atención, ¿cierto?-
-Sí, muy cierto... claro que esta fue la primer opción desde que salió la ley para que abandonemos la ciudad. Muchos tuvimos que salir apresuradamente, sin siquiera tener tiempo de llevar nada mas que lo que teníamos puesto en ese momento...- dijo pensativo recordando la forma que tuvo que abandonar su... vivienda.... claro, si era que de esa forma se le podía llamar al lugar donde estaba viviendo.
-Sí... eso también lo he escuchado.... me pareció bastante injusta la manera que tuvieron de desalojarlos.- agrego tratando de consolar a su acompañante. –Pero... dime Armand... ¿qué es lo que te trajo hasta aquí?- pregunto cambiando de tema. Derrepente el joven recordó que era lo que estaba haciendo en ese bar... ciertamente no estaba ahí para bailar ni mucho menos para hablar de su pasado. Aunque, claro que esas cosas eran mucho más fáciles que lo que realmente iba a hacer. Tomo un largo respiro y dirigió su vista a sus manos, las cuales estaban sobre la barra frente suyo.
-Pues.... veras... yo....- titubeo durante unos segundos.... ¿Cómo demonios iba a hacer lo que tenia que hacer? –Quisiera... pedirte un favor.- dijo apenado. El hombre junto a él le sonrió.
-No tienes porque sentirte apenado, jamas me has pedido un favor.... y si que te debo muchos de esos... ¿qué es lo que se te ofrece?-
-Pues... es con respecto a mi ropa.... y mi estadía...- resumió apresuradamente, antes de contarle exactamente que era lo que se le ofrecía.
****
-¡¡Ya llegue!!- se escucho en un gran apartamento, no muy lejos de Rojas, luego de este saludo el sonido de la puerta al cerrarse se hizo presente.
Una mujer cerca de los 50, cabello negro azabache y un poco mas debajo de los hombros, se acerco al lugar de donde provenía el sonido.
-¡¡¡Que bueno que has llegado hijo!!! ¿Cómo te ha ido el día de hoy?- Pregunto la señora mientras se limpiaba las manos en el delantal verde a cuadros que llevaba puesto.
-Bien mama, aunque un poco cansado, creo que mejor me iré a recostar.- termino de decir esto y prosiguió a colocar el saco verde que hace unos minutos se había
sacado.
-Zeros... hijo...no quiero arruinar tus planes pero....- dijo algo entristecida por el olvido de su primogénito.
Después de las palabras de su madre, recordó a lo que se refería esta.... la cena con los González.... penso desilusionado... ciertamente tenia unos planes geniales para esa noche... dormir. Dormir, hacia tanto tiempo que no dormía con tranquilidad. Pero al parecer hoy no seria el día donde recuperara sus noches perdidas con el trabajo. Esa tan importante cena, que su madre le había anunciado con tanto trabajo durante la mañana, era hoy. Demonios, no sabia lo que le molestaba mas, si el hecho de que no iba a poder descansar o esa reunión. Como bien lo había dicho antes, su madre estaba realmente ilusionada con esa reunión, y ese motivo era el único por el cual accedía a ella... su madre... si bien el sabia que ella lo hacia por su bien, el no quería por nada en el mundo considerar la responsabilidad que venía con ese encuentro... el motivo de su encuentro.... el casamiento. Rayos con solo pensar en esa palabra le daban nauseas, ni imaginar la impotencia que le deba no poder impedirlo...
-Perdón madre. Por un segundo lo olvidé, sera mejor que valla a ducharme.- Pero en el instante que se dirigía a su cuarto para recoger su ropa y bañarse, el timbre sonó indicándole que no iba a ni siquiera tener el lujo de estar presentable.
-Yo atiendo.- dijo velozmente su madre y se dirigió a la entrada de aquel enorme departamento. –Buenos Días.- saludo cordialmente a medida que 3 personas ingresaban. La primer persona en hacer aparición era un hombre alto, elegante, sus ojos casi grises y su larga cabellera rubia contrastaba con su pálida piel dando un aire de superioridad. Tras de sí se encontraba una mujer algo mas joven que su madre, la cual a diferencia de aquel hombre, su cabellera rubia era hasta los hombros, pero igual de lacia y sus ojos eran de un color marrón muy claro. Y junto a ella se encontraba una pequeña niña –según él - de una cabeza y media mas baja que el y su apariencia no era de mas de 15, al igual que los adultos que la acompañaban, sus cabellos eran rubios, pero rizados, y sus ojos del mismo color que la mujer junto a ella.
Luego de saludar, se sentaron alrededor de la mesa, la señora y el señor González se sentaron del lado izquierdo, Erika, la hija de los González, junto a Liliana, la madre de Zeros. Y el joven se encontraba en la cabecera de esta.
-¿Cómo andan los negocios?- pregunto la única morocha presente mientras cortaba delicadamente su comida. -Dicen que no les esta llendo nada mal.-
-Bastante bien, hace poco habíamos tenido una época donde los ingresos no habían mejorado, pero últimamente las cosas han mejorado.-
-Y hablando de mejoras, creo que ya es hora que pongamos fecha para el casamiento, ¿qué dices Lili?- pregunto la mayor de las rubias a la mujer frente suyo.
-Pues... yo creo que es una excelente idea, y aparte el motivo de esta cena.- Concluyo mirando a su hijo, con una mirada que claramente esperaba una intervención de su parte. Sin embargo el no hizo ninguna clase de comentario, por el contrario, continuo con su cena, la cual había empezado a saberle bastante amarga. ¿Por qué todo tenia que ser de esa forma? El solo quería esperar al amor de su vida, si... aunque sonara muy tonto y de niña. Pero... el creía en esas cosas, aunque jamas lo admitiría. Y Erika... es una niña muy dulce y simpática. Pero no era mas que eso... una niña.
-Perdón...- interrumpió Zeros llamando la atención de los presente, los cuales seguían discutiendo sobre los preparativos del matrimonio, con excepción de la mas pequeña la cual estaba muy concentrada en su plato y con las mejillas coloradas. –Pero acabo de recordar que tenia que ir a hacer unos asuntos pendientes.- continuo sabiendo con claridad que luego tendría serios problemas con su madre por abandonar el lugar de esa forma, pero definitivamente no soportaba mas ese lugar. –No sera por mucho tiempo, solamente tengo que ir a buscar unos papeles.- Dijo anticipándose al reclamo que iba a obtener de su madre.
-Está bien hijo, pero trata de regresar lo antes posible.- Y con esto, el ahora sargento, se fue a tomar un poco de aire fresco.
****
Ahí estaba, tirada en su cama, boca abajo, llorando, como siempre lo hacia desde que lo conoció... o mejor dicho... desde que se enamoro. Siempre había sido de esa forma con ella, la ignoraba...
Al principio le extrañaba la forma que tenia de ser, esa forma tan distante que tenia al dirigirse a ella, pero... poco a poco, mientras iba descubriendo sus sentimientos, dejo de parecerle raro su comportamiento, y empezó a parecerle cada vez mas hiriente. Lo amaba, y sabia que no había nada que ella pudiera hacer para que él le correspondiera. ¿Qué podía hacer ella? Por nada en el mundo el se fijaría en una chiquilla histérica, como él le llamaba las pocas veces que le dirigía la palabra. Pero entonces... porque ella se enamoro de un testarudo y molesto como era él. ¿Por qué? ¿Acaso había alguna cualidad en el que ella aun no descubría?.... Y al pensar eso, inmediatamente se arrepintió. ¡Por supuesto que había cualidades en él! ¿En que estaba pensando? Acaso se había olvidado de sus ojos... su voz... su todo. Especialmente su forma de ser... aunque le lastimaba esa forma de ser que tenia... la amaba....
¿Cuándo la vida empezó a ser tan difícil?
Entonces sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta.
-Aya- se escucho luego de un golpecito de la puerta.
Inmediatamente, se seco las lagrimas y se sentó en su cama.
-¿Qué sucede JR?-
-Voy a salir por unas horas, ¿sí?-
-Esta bien.- y luego de esta respuesta, el sonido de los pasos alejándose de la puerta le indicaron que se había marchado... y a lo mejor ella también lo haría.
****
knock, knock
El sonido de la puerta hacia eco en una mansión en la fronteras de Rojas. Dentro de ella, mas precisamente, en un sillón violeta, que se encuentra en el centro de un gran comedor de paredes rojas claro, una hermosa mujer, de unos 25 años aproximadamente, pelo castaño claro y ojos del mismo color; se encontraba recostada observando las llamas que se revoloteaban en la chimenea que adornaba el lugar. Luego de unos minutos de lucha consigo misma por ir a abrir la puerta de entrada, se levanto y se dirigió a la enorme puerta marrón oscura. Por el peso que tenia aquella puerta, esta, se abrio lentamente. Una vez abierta un hombre alto, de 1.80, apenas unos centímetros mas alto que la mujer frente suyo, pelo bastante corto, negro y ojos azules oscuro; hacia aparición.
-Hola mi amor.- saludo de inmediato esta acercándose al muchacho, mientras procedía a darle un suave y delicado beso en los labios, el cual él contesto con igual delicadeza. –Has llegado bastante temprano hoy.-
-Así es.- contesto este sacándose el sobretodo y colgándolo en el perchero junto a la puerta. –Es que... hoy me ha llegado una noticia genial.-
-Y... ¿Cuál es esa noticia?-
El joven se detuvo en seco... ¿Era realmente necesario contarle aquello? Bueno, en definitiva se iba a tener que enterar, después de todo estaba a punto de llegar. Pero, el sabia muy bien que aquella noticia no iba a ser de su agrado... –Pues...- prosiguió algo dudoso. -Es que... mi hermano ha venido a la ciudad.- dijo esta ultima oración rápido y cerrando los ojos, como si de esa manera fuera a evitar lo que iría a pasar luego de esto.
-¿Qué? Pero.... Angelouz..... ¿Cómo es que se entero?- dijo esto en una forma algo caprichosa mientras se acercaba al sillón y se volvía a desplomar en el.
-No Mia... no es lo que tu piensas.... yo no lo he llamado, ni nada tuve que ver....- mintió, si bien el no había llamado, si que tenia que ver con aquello.
-Pero.... el no vendrá a visitarnos.... ¿o si?- protesto de forma caprichosa, esperando un no como respuesta. Pero luego de unos minutos, obtuvo una subida y bajada de cabeza de su amante. Y luego de un suspiro de desilusión, sonó el timbre....
-Yo voy.- Se apresuro el morocho por ir y atender la puerta, definitivamente no iba a esperar que Mia atendiera la puerta, y tratara descortésmente a su querido hermano. Pero cuando la puerta estuvo completamente abierta, un signo de interrogación se dibujo en su frente. Definitivamente ese no era su hermano. El pelo negro oscuro lo delataba...
-Disculpe, no quisiera molestarlo, pero he venido por recomendación de Smith.- se detuvo un momento mirando la persona delante de él, el cual definitivamente estaba confundido. -Mi nombre es Armand- y cuando iba a pronunciar su apellido la risa de su receptor lo interrumpió.
-¿Armand?- continuo entre risas -¿El tar-tar-tar-tamudo Armand?- continuo con mas y más risas.
Luego de aquel comentario, una enorme gota surgió por la nuca del morocho de ojos oscuros.-An... ¿Angelouz?- pronuncio algo dudoso y temeroso aquel nombre.
Hola!!!!!!!!!
Espero les halla gustado, es un poco mas largo que el anterior y hay mas introduccion a los sentiientos de los personajes..... espero que no se hallan confundido mucho =P... pero ya todas las dudas van a ser respondidas, lo prometo.
Besos!!!!!
Sora Kinomoto (escribanme a: [email protected])