Hertz+Jean=??
[Introducción]
La persona que más amaba, se encontraba a su lado, a meros centímetros de de su pupitre escolar, pero en su corazón sentía que estaban a kilómetros de distancia. Es triste como algo tan hermoso como la amistad puede dar paso, sin saberlo, a algo tan maravilloso como es el amor.
Una paradoja, un reto.
Podía ser la persona más dichosa de la tierra, para luego sentirse la peor escoria que este mundo, este valle de lágrimas engendró en su superficie.
-¿Por qué a mí?- se decía, cuando las noches eran largas y el silencio eterno. Tal era su desesperación, que a veces su mente daba rienda suelta a fantasías oscuras sobre su propia muerte. Y, es que tal era su miseria, que con una sonrisa del objeto de su afecto, sentía muchas emociones a la vez.
Repugnante. Odiosa esta dualidad de mi persona. Tal vez nunca debería haber nacido.
-"Hey"-dijo, bostezando el infame que lo tenía loco.- " Despiértame cuando la vieja vea para acá, siguen revisando la tarea de biología del viernes...los muy...tarados"
Otro bostezo.
Un corazón, tocando una triste melodía, la cual iba en crescendo.
Sus dulces labios, felices sonriendo en lo que era un sueño ligero. La luz del sol llegaba difusamente a su dulce y -raramente- relajado rostro, la mayoría de las veces torcido en una mueca de risa o seriedad fingida, que lo hacía ver más que intelectual, sobrio.
Sobrio, aburrido. En resumen, yo mismo. Un espejo. Una burda imitación de mi propia existencia.
-"No me agrada cuando sonríes, Jean"- pausó un momento, sintiendo como el amor hacía bombear más sangre a su torturado corazón.-"Me haces quererte más..."
Dándose por vencido, acarició sus cabellos largos, finos, escasos en su cabeza.
Jean se limitó a ronronear.
Asustado, retiró la torpe mano, sonrojado y abochornado. Tal era el sentimiento de culpa, que borraba el resto. Borraba la dulce -y tentadora imagen- que se había quemado como una marca hecha con hierro al rojo vivo en su memoria, borraba la satisfacción de tenerle cerca, de tenerlo suyo -aunque claramente nunca sería suyo- por un instante, sin toda la masa de gente que acudía a "verles" durante los recreos.
Sin la otra persona que él sabía que amaba a Jean, como él, y que tampoco se atrevía a decirle nada.
-No obstante él no es avaro con todo lo que te toca, y tú no te das ni cuenta, hmph.
Un suspiro rompió el silencio y apaciguó sus celos, que empezaban a tomar fuerza, como una ola.
-"No vas a seguir? Sabes que me gusta que me acaricien..."- otro bostezo interrumpió por segunda vez su dulce voz.
Sintió calor. Mucho calor.
-"Eep, bueno...si tú quieres"
Continuó su labor, hasta que su compañero de al lado rompió su burbuja.
-"Oye, oye! ¿Tienes la respuesta #3 de la página 66?" -"Cállate, pídele al de al lado"
-"Vas a seguir?"- preguntó una vez más la profesora, malhumorada por tantas interrupciones en su clase matutina. -"Perdón profesora"
Tanto miedo le tenía al rechazo, de la persona que él amaba, de sus compañeros, de sus padres...hasta del propio Dios, que no se atrevía a seguir ni con las famosas caricias ni con la fachada que había puesto para los demás.
Es probable.
Es probable que sólo sea admiración por algo que no soy.
Tal vez es un profundo cariño. Joeer, tal vez sea la falta de niñatas en este antro de colegio para "descansar" la vista.
O...
No se atrevería ni a pensarlo.
La homosexualidad era tabú en esa sociedad hipócrita en la que vivía. Si en realidad lo era, porque sentía mucho miedo, tendría que cargar con ella solo.
Después de todo, era su propia cruz.
[Introducción]
La persona que más amaba, se encontraba a su lado, a meros centímetros de de su pupitre escolar, pero en su corazón sentía que estaban a kilómetros de distancia. Es triste como algo tan hermoso como la amistad puede dar paso, sin saberlo, a algo tan maravilloso como es el amor.
Una paradoja, un reto.
Podía ser la persona más dichosa de la tierra, para luego sentirse la peor escoria que este mundo, este valle de lágrimas engendró en su superficie.
-¿Por qué a mí?- se decía, cuando las noches eran largas y el silencio eterno. Tal era su desesperación, que a veces su mente daba rienda suelta a fantasías oscuras sobre su propia muerte. Y, es que tal era su miseria, que con una sonrisa del objeto de su afecto, sentía muchas emociones a la vez.
Repugnante. Odiosa esta dualidad de mi persona. Tal vez nunca debería haber nacido.
-"Hey"-dijo, bostezando el infame que lo tenía loco.- " Despiértame cuando la vieja vea para acá, siguen revisando la tarea de biología del viernes...los muy...tarados"
Otro bostezo.
Un corazón, tocando una triste melodía, la cual iba en crescendo.
Sus dulces labios, felices sonriendo en lo que era un sueño ligero. La luz del sol llegaba difusamente a su dulce y -raramente- relajado rostro, la mayoría de las veces torcido en una mueca de risa o seriedad fingida, que lo hacía ver más que intelectual, sobrio.
Sobrio, aburrido. En resumen, yo mismo. Un espejo. Una burda imitación de mi propia existencia.
-"No me agrada cuando sonríes, Jean"- pausó un momento, sintiendo como el amor hacía bombear más sangre a su torturado corazón.-"Me haces quererte más..."
Dándose por vencido, acarició sus cabellos largos, finos, escasos en su cabeza.
Jean se limitó a ronronear.
Asustado, retiró la torpe mano, sonrojado y abochornado. Tal era el sentimiento de culpa, que borraba el resto. Borraba la dulce -y tentadora imagen- que se había quemado como una marca hecha con hierro al rojo vivo en su memoria, borraba la satisfacción de tenerle cerca, de tenerlo suyo -aunque claramente nunca sería suyo- por un instante, sin toda la masa de gente que acudía a "verles" durante los recreos.
Sin la otra persona que él sabía que amaba a Jean, como él, y que tampoco se atrevía a decirle nada.
-No obstante él no es avaro con todo lo que te toca, y tú no te das ni cuenta, hmph.
Un suspiro rompió el silencio y apaciguó sus celos, que empezaban a tomar fuerza, como una ola.
-"No vas a seguir? Sabes que me gusta que me acaricien..."- otro bostezo interrumpió por segunda vez su dulce voz.
Sintió calor. Mucho calor.
-"Eep, bueno...si tú quieres"
Continuó su labor, hasta que su compañero de al lado rompió su burbuja.
-"Oye, oye! ¿Tienes la respuesta #3 de la página 66?" -"Cállate, pídele al de al lado"
-"Vas a seguir?"- preguntó una vez más la profesora, malhumorada por tantas interrupciones en su clase matutina. -"Perdón profesora"
Tanto miedo le tenía al rechazo, de la persona que él amaba, de sus compañeros, de sus padres...hasta del propio Dios, que no se atrevía a seguir ni con las famosas caricias ni con la fachada que había puesto para los demás.
Es probable.
Es probable que sólo sea admiración por algo que no soy.
Tal vez es un profundo cariño. Joeer, tal vez sea la falta de niñatas en este antro de colegio para "descansar" la vista.
O...
No se atrevería ni a pensarlo.
La homosexualidad era tabú en esa sociedad hipócrita en la que vivía. Si en realidad lo era, porque sentía mucho miedo, tendría que cargar con ella solo.
Después de todo, era su propia cruz.