Capítulo 2: Keith
El sol salió de su escondite, calentando la superficie y despertando la vida en la ciudad. El cielo estaba despejado y azul, y aunque hacía frío, era uno de aquellos días que suben el ánimo a las personas y alientan a los amantes a hacer locuras. La gente caminaba ya por las calles principales, las tiendas empezaban a abrirse y los empleados trataban de no llegar tarde a sus trabajos. Todo esto ocurría mientras en una pequeña habitación en una casa en los suburbios... Abrió los ojos lentamente, sintiendo su cuerpo raramente...cálido, los cerró de nuevo, dándose por vencido a la sensación deliciosa del descanso, un dulce placer disfrutable sólo los domingos... ...!! Abrió los ojos de un golpe, al recordar que lo primero que había divisado esa mañana soleada eran unos mechones de rebelde pelo rubio frente a frente. Por unos cuantos minutos, se encontraba indeciso, puesto que se sentía cómodo e incómodo a la vez. El calor que le proporcionaba era agradable, y la sensación de ese cuerpo suave junto al suyo, los brazos blancos apretándolo hacia sí y la cabeza ligera apoyada en su hombro era reconfortante. Dejó escapar un suspiro de pura alegría, el cual alertó al cuerpo de apariencia frágil, haciéndolo estremecerse, temblar de frío -lo cual se veía muy tierno- y frotar su cuerpo contra el suyo. -?! No era que no le gustara esa sensación, había soñado con ella varias veces, pero experimentarla, debido a Jean...era el paraíso. -ohh...si sigue así..., tengo que alejarlo de mí un poco!! [@_@] Le era imposible escapar del abrazo en el que estaban anudados ambos pares de extremidades. Luchó por un rato, con delicadeza, por su libertad, pero mientras más se alejaba, más fuerte era el contacto ya que Jean sentía la ausencia de su calor. Después de un rato, cansado de luchar, se abandonó a los placeres que le proporcionaba aquella situación.
Estaba desesperado, Jean no parecía querer despertar nunca y él se encontraba ya en sus límites, tornaba los ojos, y su respiración era un tanto agitada. Y es que llevaba tanto rato esperando a que el muchacho rubio lo soltase por su propia cuenta, que su cuerpo estaba empezando a responder a los estímulos aplicados sobre éste. -Y...¿es que no puede pasarme nada peor?!
Como un castigo divino, su situación empeoró de verdad. Dióse cuenta de que no era el único dueño de un corazón acelerado y de quejidos lastimeros suaves...al parecer el cuerpo de Bella Durmiente tampoco era infalible a aquel infernal roce.
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Despertó sintiéndose bastante acalorado...y culpable. Recordaba la noche pasada con el corazón agitado y la mente llena de pesar, aunque con un poco de alegría de entre medio, ya que se sentía más cerca de Hertz que nunca. La verdad era que siempre había querido estar así, a solas con él, su ídolo, quien lo era todo, menos lo que él era...un bueno para nada. Juntos eran la perfección. Se complementaban maravillosamente. Jean sólo que él siguiera siendo el centro de SU atención, puesto que no tenía mucho que ofrecerle como otros chicos (inteligencia, agudeza mental, buena memoria venían a la mente.) que podrían ser sus mejores amigos. Concentrándose más bien en su estado lamentable, decidió abrir un ojo antes de dar alguna excusa para quedarse en cama un rato más -la, ejem, evidencia de la "felicidad" de anoche, seguía ahí- y no arriesgarse a pasar un rato bochornoso, puesto que Hertz podría asustarse...aunque...no lo había besado anoche, sin ninguna razón? -No, no...prefiero no alegrarme antes de tiempo. Hertz es el modelo de perfección...el no podría ser...gay? y de todos modos, no se fijaría en mí.
Hertz divisó un delicado párpado abrirse soñoliento, dejando ver el hermoso -e inusual- color de iris del objeto de sus afectos, y no pudo evitar menos que suspirar. Al escucharlo, Jean se volvió a mirarlo -miró hacia arriba, puesto que seguían medio abrazados- y le dió una de sus famosas sonrisas, lo cual hizo que se sonrojase a un tono un poco más torturado. Al ver esto, Jean también se sintió sospechosamente vulnerable y se acomodó en la cama, todavía en contacto con el cuerpo de Hertz, pero separado de abajo. El chico seguía abrazándolo y tenía el gracioso rostro hundido en su pecho. Hertz escuchó un leve "buenos días" y un bostezo antes de atreverse a hablar. -Hey- tuvo que tragar antes de proseguir- ñaa, por qué sigues tan apachurrado, ehh?- trató de sonar serio, como en broma, pero le temblaba la voz de los puros nervios. Como única respuesta obtuvo un -Estás calientito, hace mucho frío, y una tos bastante culpable.
Acaso,
Jean,
Sabía
que anoche....
-AAAAAAAARRRRRgghhhh!!!! EEEl timbreeeeeeee!!!!!!!!! -"??!!!"
Salió corriendo de la habitación, dejando a un chico rubio bastante confundido, quien pensaba que ahora era odiado y temido por su mejor amigo. ------------------------------------------------------------------------ ------------------------------------------------------------------------ -----------------------------------
La sala era un desastre, como lo era habitualmente los lunes por la mañana. Todos los muchachos de aquel curso -con excepción de Hertz- se encontraban discutiendo a voz en grito los resultados del partido de fútbol del Domingo, los últimos detalles de la cita del "Nerd Benny", comparando unas chicas con otras, etc Todo estaba en "calma" para él, hasta que se le apresuró el pulso al verle de nuevo. Allí estaba. Era una mañana bastante fría, y para más, estaba lloviendo a cántaros. -"Hey idiota, tanto tiempo"-le dijo Hertz, con una sonrisa forzada. ."¿Por qué la agresividad? ¿Qué, acaso no fui un buen chico?" Se dió tiempo para dirigirle una mirada molesta, de burla, -"Estoy castigado por tu culpa, chico bueno! Agradece que no te hundo la cara con esta mano cansada de tanto escribir cartas de disculpas a mis padres, que no me dejaron abrir la boca todo el fin de semana!" Ambos rieron, relajando un poco la tensión -que poco a poco se había ido incrementando desde ayer en la mañana entre ellos- Se miraron un rato y volvieron a la realidad.
O, algo parecido.
-"Chico castigado, ¿Quieres escaparte de esta horrible clase matutina de Cálculo?" -"Ja ja, dale, vámonos"
Poco después, se encontraron escondidos de los profesores y alumnos en la vieja camioneta del conserje. Seguía lloviendo. -"¿No crees que deberíamos encender el auto un poquito? Me estoy congelando..."- rió entre medio del castañear de sus dientes el más "ingenuo" del par. -"Hacer eso es como mostrar un cartel brillante gigante diciendo que estamos aquí!"- hizo una pausa y agregó, -"Pero mírate, estas mojado hasta los huesos!" -"No me mires con esa cara, no fue mi culpa no tener paraguas al venir al colegio..." -"Irresponsable!..." Estaba seguro de que la temperatura había empezado el descenso desde la mañana y le preocupaba aquel individuo, quien, sin un abrigo decente, se jactaba de aguantar el frío invernal calado hasta los huesos en agua helada. Había empezado a tiritar, y sus labios se tornaron de un bonito tono morado azulado, que en realidad le sentaría bien si no fuera peligroso a su salud. La muerte por hipotermia, era después de todo, cosa seria. No le quedó otra que quitarse el abrigo y ofrecérselo, forcejeando con Jean para lograr cubrir al chico menor, ya que el orgullo del Jean era "primero", antes que su propia vida. Luego de refunfuñar por un buen rato, se escuchó un débil -y torturadamente orgulloso- "Gracias, H-boy"
Alzó la vista para encontrarse con un paisaje fuera de lo común...la lluvia lo amplificaba todo.
The drops of rain they fall all over This awkward silence makes me crazy The glow inside burns light upon her I'll try to kiss you, if you let me
Tidal waves they rip right through me Tears from eyes worn cold and sad Pick me up now, I need you so bad
-Down, Blink 182
El corazón se le encogía, no podía seguir amando de esa forma, con esa intensidad por mucho sin reventar. Necesitaba un plan. Iba calmado, pretendía no dar importancia al hecho de que estaban a solas, bajo la lluvia, en el asiento trasero de una camioneta.
Ouch. Había dejado dar rienda suelta a su imaginación por unos instantes.
Justo cuando iba a bajarse para ir de vuelta a clases, sintió la mirada de su amigo clavada en él.
-"Sí??" -"No, no es nada., sólo que.acerca de ayer."
Rayos, Hertz sabía lo que le iba a reprochar. El asunto de ayer. Estaba muerto, ahogado en su propia tinta. Su corazón -muy mencionado ya,- dio un vuelco al sentir el aliento cálido próximo a su mejilla y oído, en lo que era, al parecer, un mensaje necesitado de intimidad y cercanía. Al pensar en esto no pudo menos que echar unos cuantos garabatos en su pensamiento, luego de sentirse enrojecer automáticamente.
Aunque luego de un rato, se sintió bastante desilusionado.
-"Lo siento, te metí en problemas. No estaba pensando claramente, sólo pensé en lo que me convenía y en que no me convenía ir a casa anoche, de veras, lo lamento." Hertz se dejó sonreír, le dio unos golpecitos en la espalda a su amigo, todavía tratando de evitar aquellos ojos dorados que parecían resplandecer.tal vez, por que el chico tenía fiebre? -"No te preocupes por eso, son mis padres, no pueden castigarme por toda la vida, verdad?" -Añadió con un tono bastante inseguro, para luego seguir un poco más animado- "lo importante es que estamos sanos y buenos, o no?"
Esta vez no pudo evitarlo, tuvo que mirar. El deseo acumulado doblaba ya su fuerza de voluntad (y auto control) con fuerza sobre-humana, la hacía añicos. Observó las finas líneas de su rostro normalmente pálido, que ahora, de mejillas encendidas y febriles, parecía menos aún al de un muchacho por su belleza y encanto; las curvas naturales que se apreciaban aún más por la ropa mojada y entallada; el sedoso pelo, que era albergue a varias gotas de agua que resbalaban libremente por su rostro y cuello y. Se sentía sucio, pervertido. No debería haber estado mirando de esa manera a un amigo necesitado, cercano -y varón!!!-. No podía evitarlo, por más que quisiese -aunque de verdad no quería- sus ojos se entretenían gustosos de devorar aquel festín provocador, que se sentaba a su lado despreocupadamente observando.
COMO LO MIRABA??!!
Rápidamente, se incorporó a sus sentidos, retiró el brazo de su lugar cercano al cuerpo del otro y atinó a dar su más abochornado e incoherente discurso. No pudiendo resistir la presión, cerró los ojos, como para impedir que el otro leyese sus sentimientos a través de ellos, sin embargo, el nerviosismo no le permitía quedarse allí como un estúpido que huía de sus problemas. Al levantar los párpados, se encontró con un par de ojos alegres, afiebrados, eufóricos, maravillosos, que lo miraban con una intensidad.
No podría seguir allí por mucho tiempo.
Sin previo aviso, Jean se acercó, de una manera bastante insegura, pero mirándolo fijamente todavía. Se detuvo sólo cuando estuvieron a unos cuantos centímetros de distancia. Hertz tuvo el incontenible deseo de tocarlo. Y lo hizo.
Jean tuvo un escalofrío al sentir la helada mano en contacto con su frente hirviendo. -"¡Vaya!"- disimuló un poco su vergüenza con el nuevo descubrimiento- "¡Tienes fiebre, te lo dije, irresponsable!"
No se atrevió a mirarlo por la proximidad, pero por el rabillo del ojo podía observar. -"Vamos a la enfermería, haz un esfuerzo" -"Gracias,.lo siento"
¿.una mirada de arrepentimiento y malestar?
La enfermería estaba desierta, así que los muchachos decidieron presentarse allí para entrar en calor. Más no habían terminado de cerrar la puerta, cuando sintieron a alguien a sus espaldas. Era Keith, el capitán del equipo de fútbol, alumno ejemplar, presidente de su clase y del centro de alumnos, 1,90 cm. de altura, alto, atlético y todo un arrogante. Él era su rival en el amor. Hertz no pudo evitar, por lo menos, el rechinar sus dientes al verlo ahí.
-"Jean, ¿qué hacen aquí, calados hasta los huesos? ¿no que tenían química?, es lunes a primera hora." Era asombroso. Ese cretino se había aprendido el horario de su curso entero sólo para saber cuando asomarse por la biblioteca, cuando ir por el laboratorio de química, el estudio de arte y demás. -Pero por sobre todo, le gusta pasar por los camarines a la hora de gimnasia.- pensó Hertz- Lástima que Jean se viene desde su casa con uniforme y se cambia después, cuando Mr. Perfecto está en reunión del centro de alumnos. -"¡Mírate, estás totalmente empapado! ¿Qué nadie te advirtió sobre el peligro de contraer enfermedades ahora, en invierno?"- a este comentario, Hertz les dio la espalda a ambos chicos y salió, murmurando sin ganas un -"Te iré a buscar un café" Jean miró la puerta ya cerrada y luego al piso. Ahora tenía que lidiar con el tipo más popular del colegio solo. Pasaron mucho rato a solas, durante el cual se celebró una especie de ritual cíclico, que se repetía cada cierto tiempo de una manera parecida a la anterior. Keith era persistente, y estaba acostumbrado a tener lo que deseaba. Necesitaba ver, a toda costa, la anatomía de aquella persona a su lado, y estaba dispuesto a hincharle la paciencia hasta que cediera. Lo que no sabía, era que Jean no era tan ingenuo como parecía, y evitaba sus comentarios con un aire de quien pronuncia ubi sunt. De hecho, a cada rato se preguntaba si Hertz volvería pronto, pues ya se había aburrido de aquella persona que le echaba en cara su ignorancia y falta de criterio por el solo hecho de haberse arriesgado en una aventura bajo la lluvia por unos breves instantes, que habían dejado su huella en su cuerpo, ahora afiebrado, y su ropa, ahora mojada. Tiritaba y se preguntaba cuanto tiempo más tendría que soportar aquello.
Cuando Hertz finalmente apareció, Jean se encontraba solo, tendido en la cama con los ojos cerrados, tiritando de frío. Inmediatamente se liberó del mal humor que lo había estado afligiendo desde que vio a Keith parado detrás de ellos y se sentó, aliviado. Dejó la ropa de gimnasia de Jean, que estaba seca, sobre la cama y colocó el café sobre la mesita al lado de la cama. -"Hey, Jean." Sacudió suavemente al chico dorado, sintiendo el calor de su cuerpo transferirse al suyo propio por medio de sus dedos y se dio vuelta, nervioso. Últimamente no podía ni tocarlo ni mirarlo debido a la memoria del beso robado (en realidad, fueron dos) y por temor a que le descubriese. El dueño del cuerpo frágil y cabello rubio bostezó, sintió escalofríos y abrió los ojos, encontrando a Hertz a su lado. Sonrió al ver la ropa sobre la cama y el café al lado de la cabecera. -"Trajiste mi ropa.¿por eso te tardaste tanto?"- trató de calentarse, subiendo el cobertor hasta su nariz. -"Sí, fue en parte eso, pero además tomé una ducha en el gimnasio.espero no haberte causado molestias con mi retraso." Jean estornudó, se incorporó, sentándose y sorbiendo un poco de café. Una vez que logró sentirse mejor y con menos frío, habló. -"Para nada. Keith se fue luego de un rato y estuve solo y abandonado aquí."- hizo una mueca bastante cómica, pero que se suponía demostraba su intenso sufrimiento. Hertz sintió el sentimiento de pesadez apoderarse de él de nuevo al escuchar el nombre de ese sujeto. -"Supongo que necesitas cambiarte." Una sonrisa fingida, una risa nerviosa, un ademán de irse.habían sido suficientes para arruinar el día de ambos.
Fin Capt2. Luc*Syne.
El sol salió de su escondite, calentando la superficie y despertando la vida en la ciudad. El cielo estaba despejado y azul, y aunque hacía frío, era uno de aquellos días que suben el ánimo a las personas y alientan a los amantes a hacer locuras. La gente caminaba ya por las calles principales, las tiendas empezaban a abrirse y los empleados trataban de no llegar tarde a sus trabajos. Todo esto ocurría mientras en una pequeña habitación en una casa en los suburbios... Abrió los ojos lentamente, sintiendo su cuerpo raramente...cálido, los cerró de nuevo, dándose por vencido a la sensación deliciosa del descanso, un dulce placer disfrutable sólo los domingos... ...!! Abrió los ojos de un golpe, al recordar que lo primero que había divisado esa mañana soleada eran unos mechones de rebelde pelo rubio frente a frente. Por unos cuantos minutos, se encontraba indeciso, puesto que se sentía cómodo e incómodo a la vez. El calor que le proporcionaba era agradable, y la sensación de ese cuerpo suave junto al suyo, los brazos blancos apretándolo hacia sí y la cabeza ligera apoyada en su hombro era reconfortante. Dejó escapar un suspiro de pura alegría, el cual alertó al cuerpo de apariencia frágil, haciéndolo estremecerse, temblar de frío -lo cual se veía muy tierno- y frotar su cuerpo contra el suyo. -?! No era que no le gustara esa sensación, había soñado con ella varias veces, pero experimentarla, debido a Jean...era el paraíso. -ohh...si sigue así..., tengo que alejarlo de mí un poco!! [@_@] Le era imposible escapar del abrazo en el que estaban anudados ambos pares de extremidades. Luchó por un rato, con delicadeza, por su libertad, pero mientras más se alejaba, más fuerte era el contacto ya que Jean sentía la ausencia de su calor. Después de un rato, cansado de luchar, se abandonó a los placeres que le proporcionaba aquella situación.
Estaba desesperado, Jean no parecía querer despertar nunca y él se encontraba ya en sus límites, tornaba los ojos, y su respiración era un tanto agitada. Y es que llevaba tanto rato esperando a que el muchacho rubio lo soltase por su propia cuenta, que su cuerpo estaba empezando a responder a los estímulos aplicados sobre éste. -Y...¿es que no puede pasarme nada peor?!
Como un castigo divino, su situación empeoró de verdad. Dióse cuenta de que no era el único dueño de un corazón acelerado y de quejidos lastimeros suaves...al parecer el cuerpo de Bella Durmiente tampoco era infalible a aquel infernal roce.
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Despertó sintiéndose bastante acalorado...y culpable. Recordaba la noche pasada con el corazón agitado y la mente llena de pesar, aunque con un poco de alegría de entre medio, ya que se sentía más cerca de Hertz que nunca. La verdad era que siempre había querido estar así, a solas con él, su ídolo, quien lo era todo, menos lo que él era...un bueno para nada. Juntos eran la perfección. Se complementaban maravillosamente. Jean sólo que él siguiera siendo el centro de SU atención, puesto que no tenía mucho que ofrecerle como otros chicos (inteligencia, agudeza mental, buena memoria venían a la mente.) que podrían ser sus mejores amigos. Concentrándose más bien en su estado lamentable, decidió abrir un ojo antes de dar alguna excusa para quedarse en cama un rato más -la, ejem, evidencia de la "felicidad" de anoche, seguía ahí- y no arriesgarse a pasar un rato bochornoso, puesto que Hertz podría asustarse...aunque...no lo había besado anoche, sin ninguna razón? -No, no...prefiero no alegrarme antes de tiempo. Hertz es el modelo de perfección...el no podría ser...gay? y de todos modos, no se fijaría en mí.
Hertz divisó un delicado párpado abrirse soñoliento, dejando ver el hermoso -e inusual- color de iris del objeto de sus afectos, y no pudo evitar menos que suspirar. Al escucharlo, Jean se volvió a mirarlo -miró hacia arriba, puesto que seguían medio abrazados- y le dió una de sus famosas sonrisas, lo cual hizo que se sonrojase a un tono un poco más torturado. Al ver esto, Jean también se sintió sospechosamente vulnerable y se acomodó en la cama, todavía en contacto con el cuerpo de Hertz, pero separado de abajo. El chico seguía abrazándolo y tenía el gracioso rostro hundido en su pecho. Hertz escuchó un leve "buenos días" y un bostezo antes de atreverse a hablar. -Hey- tuvo que tragar antes de proseguir- ñaa, por qué sigues tan apachurrado, ehh?- trató de sonar serio, como en broma, pero le temblaba la voz de los puros nervios. Como única respuesta obtuvo un -Estás calientito, hace mucho frío, y una tos bastante culpable.
Acaso,
Jean,
Sabía
que anoche....
-AAAAAAAARRRRRgghhhh!!!! EEEl timbreeeeeeee!!!!!!!!! -"??!!!"
Salió corriendo de la habitación, dejando a un chico rubio bastante confundido, quien pensaba que ahora era odiado y temido por su mejor amigo. ------------------------------------------------------------------------ ------------------------------------------------------------------------ -----------------------------------
La sala era un desastre, como lo era habitualmente los lunes por la mañana. Todos los muchachos de aquel curso -con excepción de Hertz- se encontraban discutiendo a voz en grito los resultados del partido de fútbol del Domingo, los últimos detalles de la cita del "Nerd Benny", comparando unas chicas con otras, etc Todo estaba en "calma" para él, hasta que se le apresuró el pulso al verle de nuevo. Allí estaba. Era una mañana bastante fría, y para más, estaba lloviendo a cántaros. -"Hey idiota, tanto tiempo"-le dijo Hertz, con una sonrisa forzada. ."¿Por qué la agresividad? ¿Qué, acaso no fui un buen chico?" Se dió tiempo para dirigirle una mirada molesta, de burla, -"Estoy castigado por tu culpa, chico bueno! Agradece que no te hundo la cara con esta mano cansada de tanto escribir cartas de disculpas a mis padres, que no me dejaron abrir la boca todo el fin de semana!" Ambos rieron, relajando un poco la tensión -que poco a poco se había ido incrementando desde ayer en la mañana entre ellos- Se miraron un rato y volvieron a la realidad.
O, algo parecido.
-"Chico castigado, ¿Quieres escaparte de esta horrible clase matutina de Cálculo?" -"Ja ja, dale, vámonos"
Poco después, se encontraron escondidos de los profesores y alumnos en la vieja camioneta del conserje. Seguía lloviendo. -"¿No crees que deberíamos encender el auto un poquito? Me estoy congelando..."- rió entre medio del castañear de sus dientes el más "ingenuo" del par. -"Hacer eso es como mostrar un cartel brillante gigante diciendo que estamos aquí!"- hizo una pausa y agregó, -"Pero mírate, estas mojado hasta los huesos!" -"No me mires con esa cara, no fue mi culpa no tener paraguas al venir al colegio..." -"Irresponsable!..." Estaba seguro de que la temperatura había empezado el descenso desde la mañana y le preocupaba aquel individuo, quien, sin un abrigo decente, se jactaba de aguantar el frío invernal calado hasta los huesos en agua helada. Había empezado a tiritar, y sus labios se tornaron de un bonito tono morado azulado, que en realidad le sentaría bien si no fuera peligroso a su salud. La muerte por hipotermia, era después de todo, cosa seria. No le quedó otra que quitarse el abrigo y ofrecérselo, forcejeando con Jean para lograr cubrir al chico menor, ya que el orgullo del Jean era "primero", antes que su propia vida. Luego de refunfuñar por un buen rato, se escuchó un débil -y torturadamente orgulloso- "Gracias, H-boy"
Alzó la vista para encontrarse con un paisaje fuera de lo común...la lluvia lo amplificaba todo.
The drops of rain they fall all over This awkward silence makes me crazy The glow inside burns light upon her I'll try to kiss you, if you let me
Tidal waves they rip right through me Tears from eyes worn cold and sad Pick me up now, I need you so bad
-Down, Blink 182
El corazón se le encogía, no podía seguir amando de esa forma, con esa intensidad por mucho sin reventar. Necesitaba un plan. Iba calmado, pretendía no dar importancia al hecho de que estaban a solas, bajo la lluvia, en el asiento trasero de una camioneta.
Ouch. Había dejado dar rienda suelta a su imaginación por unos instantes.
Justo cuando iba a bajarse para ir de vuelta a clases, sintió la mirada de su amigo clavada en él.
-"Sí??" -"No, no es nada., sólo que.acerca de ayer."
Rayos, Hertz sabía lo que le iba a reprochar. El asunto de ayer. Estaba muerto, ahogado en su propia tinta. Su corazón -muy mencionado ya,- dio un vuelco al sentir el aliento cálido próximo a su mejilla y oído, en lo que era, al parecer, un mensaje necesitado de intimidad y cercanía. Al pensar en esto no pudo menos que echar unos cuantos garabatos en su pensamiento, luego de sentirse enrojecer automáticamente.
Aunque luego de un rato, se sintió bastante desilusionado.
-"Lo siento, te metí en problemas. No estaba pensando claramente, sólo pensé en lo que me convenía y en que no me convenía ir a casa anoche, de veras, lo lamento." Hertz se dejó sonreír, le dio unos golpecitos en la espalda a su amigo, todavía tratando de evitar aquellos ojos dorados que parecían resplandecer.tal vez, por que el chico tenía fiebre? -"No te preocupes por eso, son mis padres, no pueden castigarme por toda la vida, verdad?" -Añadió con un tono bastante inseguro, para luego seguir un poco más animado- "lo importante es que estamos sanos y buenos, o no?"
Esta vez no pudo evitarlo, tuvo que mirar. El deseo acumulado doblaba ya su fuerza de voluntad (y auto control) con fuerza sobre-humana, la hacía añicos. Observó las finas líneas de su rostro normalmente pálido, que ahora, de mejillas encendidas y febriles, parecía menos aún al de un muchacho por su belleza y encanto; las curvas naturales que se apreciaban aún más por la ropa mojada y entallada; el sedoso pelo, que era albergue a varias gotas de agua que resbalaban libremente por su rostro y cuello y. Se sentía sucio, pervertido. No debería haber estado mirando de esa manera a un amigo necesitado, cercano -y varón!!!-. No podía evitarlo, por más que quisiese -aunque de verdad no quería- sus ojos se entretenían gustosos de devorar aquel festín provocador, que se sentaba a su lado despreocupadamente observando.
COMO LO MIRABA??!!
Rápidamente, se incorporó a sus sentidos, retiró el brazo de su lugar cercano al cuerpo del otro y atinó a dar su más abochornado e incoherente discurso. No pudiendo resistir la presión, cerró los ojos, como para impedir que el otro leyese sus sentimientos a través de ellos, sin embargo, el nerviosismo no le permitía quedarse allí como un estúpido que huía de sus problemas. Al levantar los párpados, se encontró con un par de ojos alegres, afiebrados, eufóricos, maravillosos, que lo miraban con una intensidad.
No podría seguir allí por mucho tiempo.
Sin previo aviso, Jean se acercó, de una manera bastante insegura, pero mirándolo fijamente todavía. Se detuvo sólo cuando estuvieron a unos cuantos centímetros de distancia. Hertz tuvo el incontenible deseo de tocarlo. Y lo hizo.
Jean tuvo un escalofrío al sentir la helada mano en contacto con su frente hirviendo. -"¡Vaya!"- disimuló un poco su vergüenza con el nuevo descubrimiento- "¡Tienes fiebre, te lo dije, irresponsable!"
No se atrevió a mirarlo por la proximidad, pero por el rabillo del ojo podía observar. -"Vamos a la enfermería, haz un esfuerzo" -"Gracias,.lo siento"
¿.una mirada de arrepentimiento y malestar?
La enfermería estaba desierta, así que los muchachos decidieron presentarse allí para entrar en calor. Más no habían terminado de cerrar la puerta, cuando sintieron a alguien a sus espaldas. Era Keith, el capitán del equipo de fútbol, alumno ejemplar, presidente de su clase y del centro de alumnos, 1,90 cm. de altura, alto, atlético y todo un arrogante. Él era su rival en el amor. Hertz no pudo evitar, por lo menos, el rechinar sus dientes al verlo ahí.
-"Jean, ¿qué hacen aquí, calados hasta los huesos? ¿no que tenían química?, es lunes a primera hora." Era asombroso. Ese cretino se había aprendido el horario de su curso entero sólo para saber cuando asomarse por la biblioteca, cuando ir por el laboratorio de química, el estudio de arte y demás. -Pero por sobre todo, le gusta pasar por los camarines a la hora de gimnasia.- pensó Hertz- Lástima que Jean se viene desde su casa con uniforme y se cambia después, cuando Mr. Perfecto está en reunión del centro de alumnos. -"¡Mírate, estás totalmente empapado! ¿Qué nadie te advirtió sobre el peligro de contraer enfermedades ahora, en invierno?"- a este comentario, Hertz les dio la espalda a ambos chicos y salió, murmurando sin ganas un -"Te iré a buscar un café" Jean miró la puerta ya cerrada y luego al piso. Ahora tenía que lidiar con el tipo más popular del colegio solo. Pasaron mucho rato a solas, durante el cual se celebró una especie de ritual cíclico, que se repetía cada cierto tiempo de una manera parecida a la anterior. Keith era persistente, y estaba acostumbrado a tener lo que deseaba. Necesitaba ver, a toda costa, la anatomía de aquella persona a su lado, y estaba dispuesto a hincharle la paciencia hasta que cediera. Lo que no sabía, era que Jean no era tan ingenuo como parecía, y evitaba sus comentarios con un aire de quien pronuncia ubi sunt. De hecho, a cada rato se preguntaba si Hertz volvería pronto, pues ya se había aburrido de aquella persona que le echaba en cara su ignorancia y falta de criterio por el solo hecho de haberse arriesgado en una aventura bajo la lluvia por unos breves instantes, que habían dejado su huella en su cuerpo, ahora afiebrado, y su ropa, ahora mojada. Tiritaba y se preguntaba cuanto tiempo más tendría que soportar aquello.
Cuando Hertz finalmente apareció, Jean se encontraba solo, tendido en la cama con los ojos cerrados, tiritando de frío. Inmediatamente se liberó del mal humor que lo había estado afligiendo desde que vio a Keith parado detrás de ellos y se sentó, aliviado. Dejó la ropa de gimnasia de Jean, que estaba seca, sobre la cama y colocó el café sobre la mesita al lado de la cama. -"Hey, Jean." Sacudió suavemente al chico dorado, sintiendo el calor de su cuerpo transferirse al suyo propio por medio de sus dedos y se dio vuelta, nervioso. Últimamente no podía ni tocarlo ni mirarlo debido a la memoria del beso robado (en realidad, fueron dos) y por temor a que le descubriese. El dueño del cuerpo frágil y cabello rubio bostezó, sintió escalofríos y abrió los ojos, encontrando a Hertz a su lado. Sonrió al ver la ropa sobre la cama y el café al lado de la cabecera. -"Trajiste mi ropa.¿por eso te tardaste tanto?"- trató de calentarse, subiendo el cobertor hasta su nariz. -"Sí, fue en parte eso, pero además tomé una ducha en el gimnasio.espero no haberte causado molestias con mi retraso." Jean estornudó, se incorporó, sentándose y sorbiendo un poco de café. Una vez que logró sentirse mejor y con menos frío, habló. -"Para nada. Keith se fue luego de un rato y estuve solo y abandonado aquí."- hizo una mueca bastante cómica, pero que se suponía demostraba su intenso sufrimiento. Hertz sintió el sentimiento de pesadez apoderarse de él de nuevo al escuchar el nombre de ese sujeto. -"Supongo que necesitas cambiarte." Una sonrisa fingida, una risa nerviosa, un ademán de irse.habían sido suficientes para arruinar el día de ambos.
Fin Capt2. Luc*Syne.