Hola a todos! Hace dos días leí un texto que me hizo pensar y reflexionar sobre ciertos aspectos de la sociedad, pero en especial sobre el cristianismo y el ateísmo. Mi mente comenzó a semejarse a un torbellino, por lo que cogí papel y bolígrafo y me dispuse a plasmar todo aquello que se hacía un sitio en mi cabeza. Decidí que se convertiría en una serie de escritos sobre mis ideas y posiciones respecto al mundo actual. Aquí tienen el resultado de la primera entrega, mejor o peor, creo que no he mentido ni en una sola palabra.


Ateísmo y verdad

El ateísmo está de moda. Sí señores, tras siglos de hegemonía eclesiástica con tintes tiránicos, la nueva sociedad se ve liberada. El individuo joven está asociado al ateísmo, aunque existe un alto porcentaje que ni siquiera conoce el significado de tal palabra.

La religión es algo pasado, demasiado arcaico y complejo como para malgastar el poco cerebro del que están dotados para pensar en ella. De hecho, la frase actual es: "yo no creo en ningún Dios. Yo creo en mí mismo." De acuerdo. Tú eres tu propia divinidad: sé consecuente y ten la dignidad suficiente.

La juventud se deshace de las cadenas que ven atadas a sus antecesores y se sienten total y absolutamente libres, triunfantes, llenos de vida y tiempo que invertir en situaciones que consideran realmente placenteras. El sentimiento inicial de liberación da paso a la búsqueda incesante de todo ciudadano que se precie: el placer propio, el bienestar que afecta únicamente a nuestro ser.

Comienza en este punto la obsesión y la caída vertiginosa en plena carrera hedonista, el individuo se ve atrapado en momentos de agobio e impaciencia:lo quiere todo, y lo quiere ya. Busca cada hora, cada minuto y segundo mientras el egoísmo se expande por su ser cual virus corrosivo que devora sin piedad sus ilusiones.

En el otro extremo de la balanza encontramos al individuo dócil e inteligente, el anti-borreguista por antonomasia. Piensa por sí mismo, necesita hacerlo, tiene tanta hambre de mundo y conocimiento que no le basta con lo que ponen ante sus ojos. Investiga, asocia, lee, rastrea, organiza… no puede parar quieto, no quiere ser uno más, necesita destacarse del resto de seres hedonistas inmersos en su búsqueda: sus aspiraciones son mayores, su inteligencia se lo permite.

¿Pero qué ocurre cuando ambos se encuentran con un verdadero cristiano?

El cristiano de verdad no sólo ora y acude a misa, el cristiano de verdad es un inconformista, un rebelde, un vástago de espíritu sincero y revolucionario. ¿Acaso reconocemos a un cristiano cuando lo vemos?

No es tan difícil…

El verdadero cristiano no le negará un favor. Lo podrá traicionar, humillar y hacerle sufrir, pero él no será capaz de echarle de su vida y responderle con la misma moneda. Él insistirá una y otra vez en ayudarle, arrojará su hipocresía contra su rostro tal y como Jesús hizo en el templo de Jerusalén, y le tenderá la mano para volver a levantarse.

Porque todos los cristianos creemos en un Dios que no venera la hipocresía ni la vanidad, un Dios que nos hace amar a quienes nos aman pero aún más a quienes no lo hacen. Ahí radica el verdadero mérito cristiano: amar y perdonar a quienes no nos aman, pues los crueles y los injustos también estiman a sus amigos.

El cristiano es un rebelde porque se levanta contra las injusticias y no se limita a pedir a su Dios por ellas. Actúa utilizando sus manos como instrumento de amor y paz, se posiciona allí donde nadie lo hace. Intenta comprender el dolor del fuerte y del débil. No selecciona, no echa su ayuda a suertes.

No tendrá miedo a pedir perdón, no obviará sus errores intentando vanagloriarse. El cristiano queda en la sombra, luchando silenciosamente contra un dolor humano que parece no tener fin.

No es lo mismo alumbrar que ser luz, y nuestra misión es esa: dar luz en la oscuridad de este mundo, mostrar que se puede ser feliz de otra forma. Nuestra felicidad son los demás. ¿Y la tuya?

Llevar a Dios dentro no es fácil. No se trata de decir Dios es bueno y llevar una Biblia a cuestas. Cuando sientes a Dios en tu interior toda tu vida es conflicto. Por un lado, el intentar tener a Dios presente en cada acción de tu vida, y por otro la fuerza que se necesita para no rendirte cuando tus luchas resultan perdidas o caen en punto muerto.

¿Cuántos de ustedes están dispuestos a olvidarse de sí mismos y entregarse a los demás? ¿Cuántos se dejarían en manos de Dios?

Recuerden, siempre recuerden:ser cristiano es un acto de valentía.

No recelen de la Iglesia, pues no sólo hace referencia al Papa, los obispos y los sacerdotes. Les voy a sorprender:la Iglesia somos todos y cada uno de los cristianos.

Contra la Iglesia, la intolerancia se hace patente. Cuando el ser humano ignora o no comprende algo, lo condena. Y lo hace con la fuerza y energía brutales que su propio desconocimiento le provoca.

Y tú ¿te has topado alguna vez con un cristiano de verdad?


Sí, algunas partes son duras, estoy de acuerdo. Pero creo que actualmente a los creyentes se nos está condenando en demasía, la injusticia se está cebando con todo aquello que la Iglesia decide hacer y no todo es como lo pintan.

Espero les haya hecho pensar, para bien o para mal, por lo que acepto cualquier cosa que tengan que objetar en un review.

Gracias por leerme.

Que les vaya bonito,

Factium.

P.D.: Dedicado a Bastonivo y a J.A.