FLEUR DE BLEU

Colletté ahora estaba por su cuenta, sola, al descubrir que su amado Ferdinand había sido capturado por la policía secreta; Ella sabía que los agentes del gobierno no tardarían en desenmascarar a más miembros de los grupos rebeldes y hostiles al gobierno.

¿Cómo había podido ser tan ingenua? ¿Cómo se involucro en todo esto? Ahora, siguiendo un ideal romántico, tanto su vida como la de su sobrina Helena (Huérfana cuando sus padres se involucraron en los grupos subversivos).

Tanto había puesto en esos ideales de libertad y democracia, de destruir el orden establecido y el autoritarismo, de que la ciudadanía podía enfrentarse ante las terribles fuerzas de un estado opresor…Puras patrañas, sueños y quimeras inalcanzables.

–¡Tía Colletté!- Exclamó Helena al verla entrar a su humilde apartamento, ya tarde, en la noche…

-Helena ¿Qué haces levantada a esta hora…?-

-No pude dormir, tuve una pesadilla…-

-Calma niña, tranquila…-

Colletté trató tranquilizar a su sobrina, pero ella misma batallaba para hacer lo mismo para con ella; La idea que alguien de los grupos opositores que habían sido capturados pudiera dar nombres, y denunciarla, era algo demasiado atemorizante.

Aquella noche, Colletté intentó conciliar el sueño, suponiendo que, no le quedaba otra opción más que seguir con su rutina; Ella nunca estuvo tan involucrada con los movimientos estudiantes y rebeldes, así que es probable que sus miedos sean infundados, pero aun así, aun así, la inquietud y la incertidumbre no dejaban en paz a su alma y su conciencia, hasta que esta cedió ante el cansancio y el sueño.

Imágenes carmesí se formaban en su mente mientras caminaba en los dominios de Morfeo; Nerviosismo y tensión creaban una sola constante: Temor por lo que pudiera venir, pero entre tanta aparente anarquía y desorden subconsciente, Colletté pudo concebir una imagen clara y lógica: Ferdinand, frente a ella, sentados en la mesa del Café Versalles, lugar tan frecuentado por la juventud inconforme con el sistema.

-Ferdinand…-

-Hola Colletté.-

-Pero ¿Qué sucedió Fer? ¿Qué sucedió?-

-Lo que paso, pasó, lo importante es que mires hacia el futuro…-

-Sí, lo sé, lo sé, pero ahora ¿Qué voy a hacer?-

-Lo que debes hacer es sencillo: Sal del país, no hay nada ya para ti, ni para Helena aquí, se ha vuelto un lugar peligroso, y es mejor que se vayan…-

-¿Cómo puedes decirme eso?-

-Se como suena, pero créeme, es lo mejor, para todos…-

-Tal vez…Pero eso es algo que se me hace tan difícil…-

-Escucha Colletté, todos creemos que los obstáculos parecen infranqueables, pero no lo son, no necesitan mas que voluntad.-

-¿Y tu solución es que escape?-

Ferdinand se quedo callado por un momento, tratando de pensar en el comentario ideal, las palabras correctas.

-Todo fue mi culpa Colletté…Nunca debí involucrarte…-

-Pero ahora ¿Qué voy a hacer?-

-Solo recuerda esta frase: Mira sobre el muro de flores…Ahí hallaras que hacer…-

Ferdinand se acercó a Colletté, y tiernamente le robo un beso, con el mayor sentimiento de amor y despedida que cualquier ser humano pudiera sentir o expresar, y después de eso, el solo dio la media vuelta, y se retiro.

Con la mañana, llegó el momento de afrontar la verdad de la rutina diaria; Sin pensar demasiado, Colletté se preparó para asistir a su trabajo en la Universidad Metropolitana; Se puso un grueso saco gris oscuro, pues el día estaba especialmente ventoso y húmedo, pero al revisar el bolsillo derecho de su prenda, notó un objeto extraño.

Este era un sobre, con un broche en forma de una flor azul; Colletté procedió a abrirlo y encontró que se trataba de una carta de Ferdinand:

Para Colletté:

Mi amor, si hallaste este escrito, es porque probablemente he caído en manos del gobierno, y por más triste que parezca, lo más probable es que no vuelvas a verme; Te pido perdon de antemano, por el sufrimiento y sacrificios que te he causado, pero quiero que sepas que todo este tiempo, mis sentimientos siempre fueron legítimos, y si pudiera llevarme una sola cosa de esta vida, sería un beso tuyo…

Pero además, se que si he caído, no deberán tardar en venir por ti: Por favor, toma a la pequeña Helena, y sigue la dirección detrás de esta carta…Ellos sabrán que hacer…

Con todo mi amor, Ferdinand…

Con lágrimas en los ojos, y dudas en su cabeza, Colletté se hallaba en una situación muy frágil, pero por su amado, quizás debía intentar un último salto de fé: Tomo a su sobrina, la preparo, y ambas acudieron a la zona marcada, la Calle LaRoue, en el sur de la ciudad.

Este era un barrio de mala muerte, de agitadores, criminales y disidentes, con edificios derruidos y de muros descuidados, un lugar que ciertamente, alguien como Ferdinand conocería muy bien…

Sin saber demasiado que hacer, y con temor en su interior, Colletté camino hasta que su mirada se poso en un muro al final de la calle, con varios afiches de flores, por la llegada de un conjunto musical a la zona "bohemia" de la ciudad.

-Este mes, el conjunto "Flor de Blue", en el Café Versalles, todas las noches…- Rezaban los posters, haciendo recordar ese extraño sueño.

-Este es el…Muro de flores…-

-¿Colletté? ¿No es así?- Comentó una figura de negro, fantasmagórica, a espaldas de la mujer y su sobrina.

-¿Quién es usted?-

-Tranquila, sabemos de Ferdinand, solo sígame.-

Ese individuo llevo a Colletté a su negocio a lado del "muro de flores"; Una tienda de empeño, y esperando hallar alguna respuesta, Colletté sentía una gran expectativa…

-Señorita Colletté, sabemos bien la situación, y Ferdinand nos encargo que le entregáramos algo en caso de que usted viniera en busca de "el muro de flores"…-

Aquel hombre procedió a sacar una pequeña valija, y se la entrego a Colletté, quien extrañada, no tardo en preguntar de que se trataba esto.-

-¿Qué es esto? ¿Una broma?-

-Ábralo, por favor, creo que hallara el contenido interesante…-

Colletté hizo caso del hombre, y en su interior, encontró fajos y fajos de billetes, varios documentos apócrifos incluyendo identificaciones y pasaportes, y una ultima carta, con un texto mucho más largo que aquel hallado en su sacó.

Querida Colletté:

Este es mi ultimo regalo para ti, y para Helena; Estos son los ahorras que había estado guardando para poder vivir los dos juntos, pero dado que lo más probable es que no pueda ser así, te lego esto para que puedas huir y hacerte una nueva vida…

EPILOGO

Colletté se encontraba en camino a la ciudad de Konisberg, en un país vecino, mucho más estable y seguro, en el expreso occidental; El viaje fue increíble, pues ella y su sobrina pudieron recorren las majestuosas montañas de la zona fronteriza entre su antigua y su nueva patria, pero no todo fue color de rosa, pues cada vez que Helena preguntaba por su tío Ferdinand, Colletté debía inventar alguna elaborada mentira sobre su destino.

Y mientras tanto, quedo una incognita: ¿Cómo supo Ferdinand que se metería en tales problemas? ¿Y como tuvo ese sueño Colletté? Preguntas validas, sobre todo la de ese extraño episodio onírico, pero cada vez que pensaba en ello, Colletté recordaba una escueta explicación de su amado:

Y si pudiera llevarme una sola cosa de esta vida, sería un beso tuyo…

¿Acaso ese sueño fue la despedida de su amor? A algunos nos gusta creer que si.

Fin