Disclaimer: Los personajes pertenecen a Gid. ¿Saben lo importante que me siento al poner a una amiga en la información legal? XD. La historia es un Fic, y sí, ya sé que los fics van en FanFiction, pero este es el FanFic de un FictionPress, así que supongo que está en el lugar indicado. Si vas a reportarme o algo, avisa, para saber quién fue el desgraciado ;)
Nota: Raaaandooom ;P. Spoilers 8vo cap. 1458 palabras
Dedicatoria: A mi madre, quien siempre me ha apoyado, los camarografos, el guionista, el director y todos los del estudio. Sin ustedes jamás habría ganado este Oscar *empieza a llorar*
Julieta avanzó los pasillos rápidamente intentando aprovechar al máximo su tiempo de descanso. Sabía que Tatiana la estaría esperando en la cafetería (con su típica galleta de granola y botella de agua con gas) y quería llegar lo más rápido posible a ella, para contarle cómo había disfrutado su maravilloso fin de semana. El primero en años que pasaba con sus padres completamente, y que no incluía peleas ni tensión, sólo risas y alegría. Apretó el paso al verla sonreír en la mesa del fondo y levantó la mano para saludarla.
Entonces algo la obligó a frenar en seco.
Era esa esencia nuevamente. El aura que anuncia que su trabajo está por empezar. Esa terrible sensación de que algo malo va a pasar. Ese fétido aroma a muerte. Inconfundible, desde lo de él.
¿Por qué tenía que pasar esto otra vez? ¿No había sido suficiente con Marcos? ¿Tendría que llevarse a otro de sus amigos? Tragó bruscamente con los nervios a flor de piel. Sabía que detrás suyo se encontraría su próxima víctima (O de Carlos, si tenía suerte) y en cuanto volteara podría ver a alguno de sus amigos con el símbolo en su frente. ¿Qué tal si se trataba de Tania? ¿O Nicolás? Sacudió la cabeza desechando la idea, los había visto en la mañana, y no había sentido nada raro.
Julieta seguía paralizada en su sitio. Quería voltear para librarse de la duda de una vez por todas, pero al mismo tiempo quería seguir su camino, ignorar quién sería el siguiente y continuar con su vida normal. No, no dejaré vencer el plazo nuevamente. Notó cómo sus manos empezaban a temblar. ¿Y si era Andrea? Ella era de otro curso y por eso no la había visto ese día, ¿ella también tenía una enfermedad incurable? ¿O acaso sería sólo un duro golpe del destino con un coche a gran velocidad y un conductor ebrio? No quiso imaginar la escena.
Pero de cierta forma, desde lo de Marcos sentía que se había vuelto más fuerte. Había empezado a pensar que los golpes que le había dado la vida (que últimamente eran muchos) habían llegado a ella solamente para hacerle ver que tenía un trabajo y debía cumplirlo. Que debía ser valiente y luchar contra las adversidades, superar todo lo que llegara a ella y evitar volver a sentirse acorralada y vencida. Soy fuerte, debo ser fuerte. Soy una segadora y debo cumplir con mi trabajo. Esa es mi misión. Se repitió esas palabras como un mantra y entonces se armó de coraje para voltear la cabeza y localizar a la persona que, a manos de ella o de cualquier otro, moriría en los próximos días.
Pero entonces no vio ninguna frente adornada entre las personas que estaban detrás de ella. Sólo un montón de alumnos normales, luciendo el horrible uniforme azul y caminando apurados con bandejas verdes en sus manos intentando encontrar la mejor ubicación. Unos cuantos conocidos con los que había ido a algunas fiestas, los extraños hermanos de último año que habían llegado apenas la semana pasada causando bastante revuelo entre los demás, y otros tantos cuyas caras reconocía, pero a duras penas podía decir de qué curso eran.
Un suspiro aliviado salió de sí. Quienquiera que tuviese los días contados, no sería trabajo suyo.
Pero entonces notó otra cosa.
El aura que sentía no era exactamente igual a las anteriores que había percibido. Esta era rancia, se sentía vieja, había algo extraño en la sensación que dejaba, de manera similar a un queso que se ha dejado demasiado tiempo fuera de la nevera. Parecía como si la persona hubiese tenido que morir mucho, mucho tiempo antes, pero su segador correspondiente no hubiese actuado de manera correcta. ¿Acaso también estaban viviendo tiempo extra? Pues tendría que ser demasiado. Alguien tendría que pasar años, incluso décadas, para emanar algo así. Se sorprendió al pensar esto, no tenía manera de reconocer esto, pero supuso que en un escondido lugar de su cerebro había algún tipo de instinto de segadora que empezaba a actuar para no tener que hacerle tantas preguntas a Carlos… Al menos había algo bueno en el asunto.
También se dio cuenta de que la esencia no salía sólo de una persona. El lugar estaba inundado de muerte, al menos unas cinco personas estaban próximas a cruzar la línea. Nunca había sentido algo así, y mientras imaginaba las posibilidades, el miedo se apoderó de ella. Eso no podía ser coincidencia, ¿Acaso habría una matanza? ¿Una bomba? ¿Un accidente en el bus escolar? Por más fuerte que se sintiera y normal que le pareciera la muerte desde su nueva perspectiva, eso no era algo muy fácil de aceptar.
Aun así, no sería su trabajo. Tomó un par de tragos de aire y continuó su camino hacia la mesa de Tatiana. Necesitaba relajarse un poco.
Por más que hubiese intentado mantenerse calmada, había sido totalmente notorio para todos que algo le pasaba otra vez a Julieta, pero ya cansados de que evadiera el tema, prefirieron mantenerse callados y no preguntar nada.
- ¿Lo sentiste? – Le pregunto una voz familiar junto a ella. ¿Cuánto tiempo había pasado Carlos ahí, observándola? – Yo también, es verdaderamente extraño, te sorprenderás cuando lo veas más de cerca – Le dijo sin esperar respuesta. Julieta se limitó a parpadear, no estaba segura de qué estaba hablando él, además necesitó unos segundos para tantear sus palabras.
- ¿Ver? – Logró articular ella, imaginando repentinamente heridas masacradas y profundas cicatrices. No estaba nada lista para eso.
Él asintió con la cabeza.
- Son los nuevos. Los de once. Es realmente… antinatural. – Terminó él y se alejó sin despedirse ni mirar hacia atrás. Por algún motivo, esto ya no la sorprendía.
Aprovechando que el profesor de matemáticas se había ido unos minutos a hablar con el coordinador, y que sabía que los de once estaban en clase de deportes en ese momento, salió rápidamente del salón, esperando poder volver antes de que alguien descubriera su ausencia. Y entonces, los nervios y el miedo que había sentido hasta ahora se desvanecieron. Tampoco quedó la sensación de fortaleza que había experimentado durante unos segundos. En ese momento sólo existía… curiosidad. Su vena curiosa a flor de piel la impulsó a correr más rápido de lo que había corrido nunca. ¿Qué podía ser tan extraño como para sorprender al propio Carlos? Él parecía estar acostumbrado a todo.
Logró llegar a la cancha de pasto artificial que utilizaban para jugar fútbol y pudo localizar rápidamente a los nuevos alumnos (todo el mundo podría encontrarlos rápidamente, hubiesen resaltado en cualquier lugar), se acercó silenciosamente desde atrás a la que parecía ser la menor de la familia, intentando no ser descubierta. Sin embargo ella volteó y vio a Julieta parada detrás, con cara de estupefacción y los labios entreabiertos. Julieta también la pudo ver a ella.
¿Cómo podía ser eso posible? Se había equivocado totalmente al pensar que ella no tenía la marca, sí, estaba en su frente, pero de alguna extraña difuminada manera. No era el típico símbolo de líneas curvas negras que veía normalmente, esto era una suave y poco notoria cicatriz que adornaba su bello rostro. Como si alguna vez el dibujo de la muerte hubiese estado allí, pero alguien lo hubiera arrancado y dejado en su lugar una fina línea blanca y delicada que sólo era posible verse de cerca. El aura rancia que emanaba a esa distancia se sentía mucho peor, y sintió la necesidad de alejarse de ella ¿Acaso su segador la había ignorado tanto que la muerte era sólo una carta vieja para ella? Eso era imposible, y ella lo sabía, ¿qué clase de extraño mal sufriría? ¿Acaso era una enfermedad que la había tenido al borde del final tanto tiempo que ya la esencia se había podrido? Pero… ¿Y qué pasaba con su marca? ¿Acaso era posible eliminarla casi totalmente? O tal vez incluso ella era diferente a los demás, ¿trabajaba para Jack? Imposible, Mauricio le habría hablado de la gente así. Nunca había visto (ni sentido) algo como eso, ni siquiera en La Puerta, y según Carlos, allá había de todo.
- ¿Me necesita alguien? – Preguntó la chica con una hermosa voz y un ligero acento extranjero, sacando a Julieta de sus confusos pensamientos.
-Ehh… Ehh… - Balbuceó ella, la sorpresa no le permitía articular palabra. La otra chica sonrió con naturalidad, como si estuviese acostumbrada a causar ese efecto en la gente. Pero si era así, estaba claro que el motivo no era su casi-muerte. Sólo Carlos y ella podrían sentir eso.
- Discúlpame por no presentarme – Dijo la nueva, manteniendo su sonrisa y extendiendo su mano derecha a modo de saludo – Soy la chica nueva de once, Alice Cullen. Mucho gusto.
N/A: Debería estar haciendo lo de informática... pero no quiero XD... Un fic WTFkeante que se me ocurrió duchándome. No Rosalie ni Jasper pq ellos no se presentarían XD, no Emmett porque es muy grande (?), no Edward porque leería el pensamiento de Julieta, No Bella porque es un Pre-twilight (aparte la odio XD). Tomateen todo lo que quieran XD.