LAPIZ Y PAPEL

INTRODUCCION

El príncipe del Reino de Faliya se encontró frente a frente con su peor enemigo: El general Zukov, quien había traicionado a la Familia Real y se había hecho con el poder de la nación, con apoyo de un grupo de línea dura del ejército que deseaba poner fin a la monarquía.

Él príncipe sabía que enfrentarlo no sería fácil: Zukov era un excelente guerrero, y vencerle sería casi un milagro, pero si lograba mantenerlo ocupado para que el escuadrón de magos negros tome el castillo, sería más que suficien…

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-¡Señorita O'Donnell! ¡Ponga atención!- Exclamaba el maestro de ciencias a la joven Alice, quien una vez más, se quedo atrapada soñando despierta, con su cuaderno de dibujos, en medio de la clase.

Ella siempre fue así: desde que tuvo capacidad de agarrar por si misma un lápiz, ella era capaz de encerrarse en su propio mundo dibujando e imaginando por horas mundos exóticos de reyes y príncipes, intrigas y traiciones, de aventuras con magia y criaturas místicas; Ciertamente, era mejor que el mundo real.

Alice no era exactamente la chica más popular en su colegio, todo lo contrario: Apenas si hablaba cuando se le pedía en clases, y no parecía tener contacto humano alguno, más allá que con sus padres. Claro esta, estas actitudes, la convertían en un blanco muy fácil de las burlas de sus compañeros de clases.

¿Pero que se le puede hacer? A Alice no le importaba, o al menos eso parecía, y siempre y cuando tuviera sus dibujos y su imaginación, no le pedía nada más a nadie.

Así transcurría su vida, lo cual preocupaba a sus padres, quienes deseaban que Alice tuviera una conducta un poco más "normal"; Tener amistades, salir de vez en cuando, y dejar de un lado la obsesión de dibujar y fantasear tanto: Al entrar a la habitación de la joven, uno podía ver el grado de afición que ella tenía, con sus muros tapizados de bocetos y posters; Personajes de todas clases, que habían estado tanto tiempo ahí, que Alice no recordaba de que color era la pintura de sus paredes.

Y a pesar de todos los esfuerzos de sus padres, tratando de hacer que ella se abriera un poco más al mundo, al final del día, ella tenía siempre sus dibujos, siempre sus escritos, siempre sus historias donde escapar.

Un día como cualquier otro, dicen por ahí, un nuevo vecino arribo a la ciudad, adquiriendo la hermosa casa Victoriana de en frente. Un hombre mayor, quizás de unos 60 años, o más Era temporada de fuertes ventarrones, y al ver las dificultades que aquel sujeto tenía para llevar cargar sus cosas, el señor O'Donell se ofreció a ayudarle, pero este fue rechazado, con una actitud muy huraña y estoica por parte de aquel individuo recién llegado.

-Supongo que algunas personas simplemente les gustan ser solitarios- Recalco el padre de familia al platicar acerca de la conducta del vecino; Curioso, no traía demasiadas pertenencias de cualquier modo, lo cual explica la falta de un apropiado camión de mudanzas; Solo era su camioneta, y él.

Alice no hubiera prestado demasiada intención a lo sucedido, de no ser porque una hoja de papel de aquel individuo termino en una rama de un árbol, al alcance de su ventana: Algún documento arrastrando por los vientos de ese día, pensó al principio, y entonces, su imaginación dio un giro, un vuelco, al ver de que se trataba…

-Pero esto es…hermoso…- Comento Alice al sostener aquella hoja en sus manos, y no era para menos, por lo que sus ojos expresaron.

De noche, Alice podía imaginar una nueva trama para sus intrincadas fantasías: A veces, lo mundano inspira lo fantastico.

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La Princesa Alishia estaba perdida, y sin esperanzas; Parecía que todo había sido en vano, pero entonces, escucho un rumor: El gran hechicero Ronias, legendario, perose comentaba que el ya no era el mismo: Se había autoexiliado lejos de todo: ¿Sería posible? ¿Y la Princesa sería capaz de poder encontrarlo? Solo el tiempo lo dira.