LAPIZ Y PAPEL

CORAZA SOLITARIA

-Esta chica tiene…imaginación, eso sin duda…- El señor Blunt pensaba mientras leía aquella historia, y no lo decía en el mal sentido: no solo comprobó ser una buena dibujante, sino que posee un buen y fuerte sentido de la narrativa, a tal grado, que ahora el mismo se termino quedado prendido de la historia de la princesa, el General Zukov y el hechicero Ronias.

Después de terminar la lectura, recibió una llamada.

-¿Bueno?-

-Si, disculpe. ¿Estoy hablando con Ronald Blunt?-

-Si, soy yo ¿Qué es lo que pasa?-

-Disculpe señor Blunt, represento a una escuela de cine, el Colegio Zimmerman De Cinema, y leí su manuscrito por parte de un colega que trabaja en una editorial.-

-¿Y? ¿Ahora usted también me lo va a rechazar?-

-Bueno, señor Blunt, tal vez ellos rechacen su libro, pero nosotros estamos interesados en algo que quizás usted pueda ofrecernos.-

-¿Así? ¿Qué pasa?-

-¿Alguna vez se ha interesado en enseñar?-

-¿Perdón, como dice?-

-A lo que me refiero es que nuestra escuela va a inaugurar un departamento de animación, y se que esta en un "retiro", pero lo estuvimos pensando y creo que usted sería una gran adición a nuestro personal docente.-

¿Enseñar? Ron jamás lo había siquiera considerado, pero ahí estaba: una persona que de hecho sentía que el aun tenía una cosa o dos que aportar.

-¿Señor Blunt? ¿Tiene experiencia enseñando?-

Oficialmente Ron dijo que no, pero estos últimos meses había estado sin darse cuenta instruyendo indirectamente a una joven artista.

-¿Puede uno de nuestros representantes ir a verlo? Creo que el tendría mas posibilidad de persuadirlo que yo ¿la siguiente semana estaría bien?-

-Si, claro…-

En el hogar de los O'Donnell, Ryan, el padre, se percato que su hija se empezaba a comportar de nuevo de un modo "extraño" (por decirlo así) y solo pudo deducir una cosa:

-Hija ¿Has estado viendo al vecino?- Comenta al entrar a la habitación de Alice, quien se quedo muda; por el tono de voz de su padre, ella sentía que algo estaba mal, y que no podía dar una respuesta correcta que lo convenciere.

-¿Tiene eso algo de malo?- Ella responde

-Solo digo que es un poco raro que una joven pase tanto tiempo con hombre mayor que tiene un historial poco…"estable"…-

-¿Estas enojado…?-

Su padre no supo responder de inmediato; trato de pensar bien sus palabras, medirlas bien, que no vaya a decir algo que se pudiera malinterpretar, o peor aun: que la pudiera herir.

-No, claro que no Alice…pero sabes que tu madre y yo siempre hemos estado preocupados…-

-Otra vez vas a empezar…- Alice respondió con una voz que no ocultaba su molestia

-¿A que te refieres?-

-¡Tu lo sabes muy bien! Siempre me han molestado por lo mismo: que soy muy solitaria, que soy muy extraña, que les gustaría que fuera un poco mas "normal" y esas cosas.-

-Alice, hija, nos preocupas, y a veces quisiéramos verte, no se, saliendo con amigos, no enclaustrada siempre con tus películas y tus diarios.-

-Eso me gusta papá, y así soy…-

-Hija…-

-Escúchame: se que no he sido siempre la mejor hija, se que a veces los preocupo mucho, pero soy feliz así ¿acaso no es eso lo que un padre quiere para sus hijos? ¿Qué sean felices?-

-Pero, Alice…-

El señor O'Connell vio como el rostro de su hija se endurecía, su ceño se fruncía y su mirada resultaba firme y desafiante: sea lo que sea que su hija quería, ella estaba completamente segura de ello, al menos, eso fue lo que él comprendió.-

-Papá ¿Qué te hizo pensar que "si lo seguía viendo"?-

Y el lo sabía muy bien, mas nunca se lo había dicho: como esperaba que el señor Blunt guardara un poco de distancia, pero eso solo había provocado que Alice se tornara aun mas insegura y callada, y de pronto, de unos días para acá, de nuevo había recobrado cierto avivamiento, y dado que estar con aquel vecino era todo lo que le interesaba, no fue difícil llegar a esa deducción, mas ya no estaba enojado o a la defensiva, sino mas bien, confundido.

-Por nada hija, por nada…-

Pero el señor O'Donnell tenía aun un asunto pendiente, y ahora estaba completamente dispuesto a averiguar más sobre el señor Blunt, pero en especial, de su propia hija.

-Señor O'Donnell ¿Qué sucede?- Comenta Ron cuando al abrir su puerta allá a su vecino llamándole.

-Señor Blunt, se que mi hija lo ha estado viendo otra vez…-

-Oh…cuanto lo lamento, créame que no es nada malo, pero es que…-

-No se disculpe…aun ¿Puedo ver sus dibujos?-

-¿Cuáles, los míos?-

-No, los de ella: tengo entendido que ella le gusta saber su opinión de ellos…-

El señor Blunt lo invito a pasar, a tomar asiento, y después de algunos minutos de revisar en su estudio, regreso con dichos dibujos, y se los entrego al señor O'Donnell, quien tomo asiento en el sillón del recibidor.

-¿Qué acaso nunca los había visto?-

-Solía hacerlo, pero la ultima vez que lo hizo, era cuando tenía nos seis años…desde entonces, no nos ha querido mostrar nada mas…-

Cuando la mirada del padre de Alice se poso en aquellos trazos, quedo impresionado: La última vez que había visto un dibujo de su hija ella aun estaba en la etapa de hacer "bolitas y lineas", pero esto era de un nivel extraordinario.

-¿Ella hizo esto? ¿No me estará tomando el pelo?- Pregunta el señor O'Donnell

-Ella aun tiene que mejorar una que otra cosa, pero para su edad, ella muestra mucho talento.-

-¿Usted le ha dado consejos o algo?-

-Algo aquí y algo allá, pero créame que el resto sale de su pulso.-

El señor O'Donnell se levanto, agradeció a su vecino la atención y se despidió de él, ahora dándose cuenta que mientras no había visto, una coraza había quedado solitaria, sin su ocupante, pues esta había tomado su propio camino por lugares insospechados.

Por la noche, Ryan y su esposa se encontraban en el lecho conyugal, y como en tantas ocasiones en el pasado, el tema de su hija volvió a surgir

-¿Y que tal…?- Pregunta la cónyuge a su esposo.

-¿Sabes…dirías que realmente conocemos a Alice?-

-¿Cómo dices?-

-Nos hemos preocupado mucho por ella todos estos años, pero creo que estuvimos distraídos por lo que queríamos ver, que no vimos lo que realmente ella era.-

-¿Ryan, a que te refieres?-

-No…nada- El señor O'Donnell contesto pausado- era solo una idea que tenía…-

La semana siguiente, el señor Blunt se reunió con la señorita Lynn, representando al Colegio Zimmerman; acordaron verse en un café del centro de la ciudad.

-No esperaba que esto fuera en serio…- Comento el señor Blunt, un poco apenado al comienzo.

-¿Por qué, le han jugado malas bromas señor Blunt?-

-Si, la mayoría de chicos de fraternidad ebrios; es lo que pasa cuando tu teléfono tiene un numero de diferencia de una "línea caliente"-

Esta bien: quizás no era el mejor modo de comenzar una conversación, pero algo que era parte de Ron era que parecía hacer chistes de los peores temas y en los peores momentos cuando estaba muy nervioso.

-Señor Blunt, iré directo al grano; creemos que usted puede ser un buen educador para nuestra área de animación.-

-¿Es en serio?-

-¿Estoy aquí no?-

-Y entonces…tendría que irme a la ciudad ¿No es así?-

-Se que puede ser un inconveniente, en especial cuando usted ya se había retirado, pero no tenemos mucho personal en esa área con la experiencia en la industria; podría ayudarnos unos cuatro, cinco años máximo para establecer y afianzar a nuestro departamento, y después usted puede volver a su retiro.-

-¿Y cuando empezaría?-

-Nos gustaría que viniera para comenzar el siguiente semestre, cuando ya tengamos confirmado el programa de estudios.-

Ron estaba callado y pensativo; esto iba en serio, se decía a si mismo, un poco incrédulo, pero sopesando sus opciones: el nunca había querido retirarse de todo, y siempre quiso volver a la animación, quizás no en esta forma, quizás no sea lo mismo, pero seguirá con su carrera con un nuevo comienzo.

-Señor Blunt, entiendo que usted quiso publicar un libro: si usted aceptara nuestra oferta, podría mejorar su manuscrito, podría agarrar más experiencia y su titulo tendría mayores posibilidades de ser publicado.-

Al día siguiente, por la tarde después de clases, el señor Blunt llamo a la puerta de la familia O'Donnell; fue la madre quien se ocupo de abrir la puerta.

-Disculpe señora O'Donnell ¿Puedo hablar con Alice?-

Aunque su esposo no le había comentado nada, ella intuyo que dejarlo entrar era lo correcto; ella llamo a su hija para que bajara y ambos conversaron en el comedor.

-Alice, me agrado lo que escribiste; eres muy creativa.-

-¿De verdad lo cree?-

-Si, si pero…-

-¿Qué pasa…?-

-¿En verdad no tienes idea de cómo terminarla?-

-Bueno…- Alice comenta apenada-…tengo una que otra idea, pero no se, no tengo inspiración…-

-Alice, muchacha: eso de la inspiración es un fraude.-

-¿Cómo?-

-Bueno, no es tan extremo, pero lo que quiero decir es que si esperas todo el tiempo a estar "inspirado" o en "el humor" nunca lo hallaras…-

-Entonces… ¿Debo escribir nada más?-

-Creo que sería lo ideal.-

-Pero ¿Qué tal si no es bueno?-

-Todos tenemos unos 20 mil malos dibujos, o malos escritos en nuestras carreras Alice: entre mas pronto los escribamos, mas rápido llegaremos a lo bueno.-

-Jejeje…si, esa es buena…- Alice se rió tímidamente.

-Pero además, Alice, hay algo que debo decirte…-

Ron le platico acerca de la oferta de docencia que le hicieron, y como, dentro de poco, tendrá que partir.

-¿Entonces, te iras no?- Alice cuestiona.

-Me temo que si…-

Ron eventualmente se tuvo que despedir; Aun se hallaba pensativo, y ahora Alice sentía una combinación de emociones: definitivamente extrañaría que estuviera ahí para "molestarlo", pero sentía también felicidad por el.

Y el día llego; Ron estaba esperando en la estación de tren su transporte a la ciudad; ya los representantes del Colegio Zimmerman se habían hecho cargo de vivienda, y el había puesto en venta su casa, y Alice fue a despedirlo, con la compañía de dos personas mas.

-Bueno, fue por poco tiempo, pero me agrado tenerlos de vecinos, a pesar de todo…- Comenta un tanto emocional Ron, siempre añadiendo palabras de mas en los peores momentos.

-Señor Blunt, no quería irme sin que leyera esto…- Alice menciona mientras le entrega una carpeta con un escrito.

-¿Y esto es…?-

-Es…el final de mi historia…-

El autobús llego, Ron agradeció su compañía y ¿Por qué no? Su amistad, abordo su vehiculo, y se marcho; La pequeña aventura de Ron en los suburbios termino, y cuando tomo su asiento y veía su pasado apartarse tras de si, continúo con su lectura:

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El momento de la "coronación": El general Zukov ahora sería declarado por el propio rey como el siguiente soberano legitimo, y el burgo estaba listo para proclamar a su nuevo líder; La Catedral Imperial fue elegida como el sitio donde los altos sacerdotes estaban listos para comenzar con el rito de sucesión; sin mas opciones, a saber que su hija y su esposa estaban en manos del enemigo, de continuar con esta farsa.

-Y es por eso que cedo mi titulo como soberano de esta tierra, al General Zukov…- Comentaba el Rey como parte del arreglo; el Alto Sacerdote estaba por coronarlo, pero en ese instante, un fuerte ventarrón impacta la Catedral; los vitrales se hacen añicos, y el portón se abre súbitamente, revelando una figura de edad mayor, pero con una vitalidad que imponía temor entre los presentes.

-¿Quién es usted?- Comenta uno de los guardias.

Aquel hombre, aquel hechicero, no dice una sola palabra, solo continua con su paso hacia el General Zukov.

-¡Aléjese!- Comenta otro guardia mientras se le une al resto de sus colegas, apuntando sus picas a ese individuo, pero este solo sonríe sádicamente, y con un pase de su báculo y ellos salen lanzados hacia todos lados por una poderosa fuerza invisible; fue ahí cuando Zukov supe de quien se trataba…-

-No puede ser… ¿El es…es…?-

-Así es General: Soy Ronias…-

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-Alice… Disculpa hija…- Interrumpe el padre de la señorita O'Donnell, mientras esta se encontraba en su escritorio, dibujando.

-¿Qué sucede?- Ella responde, tratando sutilmente de ocultar lo que ella estaba creando

-¿Estas…dibujando?-

-Eh…pues…si…-

-¿Puedo verlo…?-

Parece que el tiempo en que Ron estuvo ahí sirvio de algo despues de todo; coraza solitaria, todos tenemos que dejar a nuestra coraza vacía alguna vez.

FIN

NOTA: Gracias a todos los que leyeron esta reverenda tonteria: a ocelot, a demondres, a akaiame, a mannae, en fin, y a todos los que posaron su mirada por casualidad; espero que lo hayan disfrutado. Nos leemos pronto (espero) y ya saben que se esperan comentarios con todo gusto.