LA ESENCIA DE UNA ROSA

Érase una vez, en una tienda de arreglos florales y artículos para boda, una rosa de plástico la cuál, por un error, terminó en un centro de mesa con flores verdaderas; probablemente algún tonto asistente se confundió y eso marco el paradero final de dicha flor.

Ella veía la enorme hermosura de sus compañeras, las flores autenticas, nacidas de la tierra, alimentadas por el agua e iluminadas por el astro rey, mientras que ella probablemente nació de la mano del hombre y su mundo artificial; por ese motivo, ella siempre se sentía inferior.

A menudo escuchaba las burlas de sus compañeras, y es que en muchas ocasiones, las más hermosas son también las más crueles; siempre tildándola de irreal, de belleza plástica, de carecer de una identidad y una esencia autentica; su color, su forma, inclusive sus gotas de rocío, no eran más que imitaciones hechas en una línea de ensamblaje.

Aquellos comentarios no hacían mas que herir su corazón, y a pesar que las odiaba con toda su alma, al mismo tiempo, y de alguna manera, deseaba hasta con su última fibra de su ser convertirse en una de ellas: una flor natural, una flor con aroma y color regalados por la Madre Naturaleza.

Aquel arreglo fue adquirido para una boda, un acontecimiento de gran felicidad donde dos familias se harían una, pero ni siquiera el saber que se encontraría en un evento de enorme jubilo podía acallar los comentarios hostiles de sus compañeras, y el dolor de saber que no era más especial que ninguna de ellas.

Buena música, buena comida, y conversaciones agradables: la boda fue todo un éxito, y con un beso de los novios se sello el futuro de una joven pareja que no tenía nada más que amor incondicional para entregarse, pero aquella rosa de plástico no pudo disfrutar de todo el momento, al ser hecha de lado por las demás flores.

Pero si bien la Madre Naturaleza es gentil y bondadosa, el Padre Tiempo es implacable e inmisericorde; al terminar el evento, algunos centros de mesa fueron llevados por los invitados, pero no el de aquella rosa de plástico, que se quedo ahí, en el salón, olvidada por todos, viviendo el frío de la temporada, y marchitando de a poco la belleza de aquellas majestuosas flores; con cada segundo, su juventud, su color, su aroma se iba perdiendo hasta que el rojo, el azul, el rosa y el blanco se tornaban en un enfermizo gris, pero no la rosa de plástico, al cuál el envejecimiento no era mas que algo que escuchaba de los demás, pero nunca logro entender de todo: al final, esa flor, fue la única que quedo con vida, sin nada mas que su melancolía ante dicha soledad.

Aunque la vida da vuelcos inesperados, y aun para un ser artificial existe la posibilidad de participar en algo tan autentico como el amor verdadero.

Un joven de intendencia, que terminó ahí al verse imposibilitado de conseguir un trabajo mejor, y desesperado por pagar sus cuentas, mientras limpiaba los restos de aquel salón, notó la rosa de plástico, erguida sobre sus compañeras muertas, y tuvo la idea de llevarse aquella flor consigo.

Al dar la noche, y cuando ese joven se dio cuenta que era la hora de salida, en vez de ir directo a su hogar, tomó una desviación al otro lado de la ciudad, hacia un vecindario tan humilde como el de él mismo: un viaje largo y cansado, pero que al menos para él, valía completamente la pena, y al llegar a la calle mas pobre de aquel barrio, fue visto por una joven mujer de su misma edad, y ella al verlo acercarse, salió a recibirlo.

— Me alegra que estés aquí — mencionó aquella fémina para después unir sus labios con los de su joven amante en un tierno beso

— Tengo algo para ti, mi amor…

Y entonces de su saco le entrega una carta de amor donde plasmo la poesía que le inspiraba el afecto hacía su pareja, y junto a la carta, aquella flor de plástico; esa mujer tomó aquel humilde pero representativo obsequio, y abrazo a su compañero con solo el amor que alguien que allá amado a una mujer puede entender; a ella no le importaba la naturaleza de esa flor, sino simplemente el sentimiento que tenía en sus ojos al momento de entregársela.

Y a pesar de no haber nacido con una esencia, aquella rosa, ahora descansando en un florero de barro, junto a la foto de esos dos amantes, supo que ahora había obtenido una.

FIN

NOTA DEL AUTOR: Seeee, se que es mas "meloso" que lo que escribo; veanlo como lo que es, un cuento de hadas moderno, quizás pedi mucha suspension de la incredulidad, pero es fantasía y nada mas, y si pueden aceptar historias con dragones y universos paralelos, pueden aceptar una rosa quejumbrosa XD