Wesley tenía muchas cosas que cargar en su vida: no ser atlético, no ser bien parecido, o inclusive el hecho que sus padres lo hallan nombrado "Wesley", pero él era feliz como ese extraño e inadaptado sujeto que prefiere mantenerse lejos del ojo crítico de los demás chicos de su colegio; de hecho, estaba tan satisfecho con su modo de ser que solo había una sola cosa que él quería, pero en muchos casos solo una para desdeñar lo demás: y ella se llamaba Evelyn.
Ellos dos habían crecido en la misma calle; Evelyn y su familia vivían en la casa de enfrente, y desde el jardín de niños se habían vuelto amigos. Ella siempre fue una chica muy energética y traviesa, y a menudo metía a Wesley en más problemas de los que debería, pero el añoraba esos recuerdos, atesorándolos con todo su corazón.
¿Qué cambio entonces? Es sencillo: el modo de actuar de los niños es distinto al de los jóvenes, y ambos siguieron caminos distintos; cuan superficial como fuera, el hecho es que Evelyn creció para convertirse en una joven de muy buen ver, de una belleza excepcional: todos los chicos querían estar con ella, todas las chicas querían ser ella, y aquellos bendecidos con dicho don, tienen más llevaderos los duros años de la juventud.
Poco a poco, Evelyn y Wesley se fueron separando, frecuentándose cada vez menos y menos, hasta que sencillamente, su amistad había quedado como una simple anécdota; un pie de página en el gran libro de sus vidas, y en más de una noche, Wesley sentía mucho remordimiento: el no haber aclarado sus sentimientos antes, y confesarle cuanto la amaba, cuanto deseaba estar con ella, y cuanto quería que ambos pasaran el resto de su vida juntos.
El sentía la enorme necesidad de decírselo, pero él no encontraba el valor ¿y cómo iba a hacerlo? Ella es hermosa, popular, inteligente, agradable: el estaba de ultimo en una lista de jóvenes aspirantes a ser aquel a quien llamara su amor ¿y qué podía ofrecerle? Wesley pensaba eso en especial todas las mañanas al verse en un espejo, y notar cuan poco era, pero valía la pena intentarlo…una vez más.
¿Y es que ya mencioné que de hecho Wesley ha intentado hacerse notar? En una ocasión, el aspiró a entrar al equipo de atletismo, pues después de todo, los atletas son populares y queridos ¿Por qué no intentarlo? Pero aquella carrera de practica fue un desastre: años y años de juegos en línea le habían dado una enorme coordinación mano-ojo, pero no tanta coordinación pie-ojo, y al momento de saltar las vallas de la pista, solo se desató un desastre de golpe tras golpe; ni siquiera pudo terminar la carrera, y aun hoy tiene una dolencia en la rodilla por hacer un esfuerzo que él no estaba preparado para hacer.
No; los deportes no fueron la respuesta, así que intentó la siguiente opción para hacerse notar: equipo de debate. Evelyn no solo era hermosa, sino que era muy inteligente, e interesada en los temas de hoy, y como miembro del equipo de debate, el supuso que tenía una mejor oportunidad de pasar algo de tiempo con ella; estamos hablando de algo que requiere más cerebro que facultades físicas, así que la lógica dictaba que esta vez, todo resultaría mejor.
Pero nada más lejos de la realidad: Wesley era inteligente e informado, pero gran parte de formar parte de un equipo de debate es, pues debatir, y a pesar de tener los argumentos correctos en la mente, su enorme inseguridad y timidez le impedían siquiera emitir sonido alguno; ni su nombre era capaz de pronunciar, menos aun enfrente de una audiencia de varias decenas de personas analizando y juzgando cada palabra que decías. Otro desastre.
Y como bien dicen, no hay mal tercero, el forjó otro plan para buscar más atención y hacerse ver más respetable, preguntándose ¿Qué otra cosa le interesaba a Evelyn? Y la respuesta no tardo en aparecer: la política; ella siempre había estado muy involucrada en asuntos del consejo estudiantil, y las elecciones a presidente de su grado estaban cerca, así que tomó el paso más lógico: lanzarse a ese cargo.
Los resultados son justo lo que uno esperaría conociendo los infructuosos intentos de Wesley de hacerse más popular: sin apoyo de nadie, solo tuvo dos votos, y uno era el suyo; al final, fue vencido incluso por "Light Yagami" y "El Pato Donald" en el conteo final.
Fue fracaso tras fracaso, así que, si al menos iba a lucir como un completo perdedor, decidió que al menos acabaría con todo de una vez siendo honesto tanto con Evelyn como consigo mismo: en un día nublado de otoño, le dejó una nota a Evelyn en su casillero, con un mensaje para verse a final de clases; el lugar acordado fue un pequeño parque enfrente de su colegio, la secundaria John Hughes*.
Wesley no estaba nervioso: estaba en pánico, pero en parte gracias a un enorme poder de decisión y a tres pastillas de calmantes que le robó a su madre, Wesley lograba lucir más o menos tranquilo; Evelyn no tardo en llegar, y en ese momento, el joven pronuncio aquellas palabras que tanto practicó y practicó
—Hola Evelyn…
—Hola ¿Disculpa, tú me enviaste la nota, no es así? — Contestó la joven confundida.
— ¿No me reconoces, cierto?
— ¿Te conozco?
—Evelyn, son tu vecino, Wesley…
La joven se notó pensativa, tratando de recordar a Wesley, batallando un poco con su memoria, pero finalmente pareció identificarlo.
— ¿Eres Wesley Richardson, verdad?
—Sí, así es: solíamos ser amigos…
— ¡Si, ya te recuerdo! —Evelyn respondió efusivamente y procediendo a abrazar a Wesley, sonrojándolo un poco por aquella inusual muestra de afecto hacia su persona.
—Evelyn…
—Llámame "Eve"; así me llaman mis amigos.
—Muy bien, Eve…no se cómo decir esto, y sé que realmente no soy nadie, pero tengo que decírtelo porque si no, siento que no tendre otra oportunidad y me arrepentiré por siempre: Eve, yo te…
Antes de terminar, el celular de Eve suena; ella le pide un momento para contestar.
— ¿Aló? ¡Oh, Simon! ¿Cómo va todo?...Si, te extraño mucho…ojala vuelvas pronto…Si, te quiero…
La conversación duró varios minutos más, pero no era difícil de deducir lo que sucedía, y era tan lógico que ahora era tan claro como el agua: ¿Cómo se le había ocurrido que tenía una oportunidad con la chica más deseada de la escuela?
—Disculpa, el era Simon…
— ¿Y el es tu…?
—El es mi novio.
—Vaya… ¿y están saliendo desde?
—Apenas dos semanas, pero el es increíble: es dulce, es inteligente, es ingenioso… ¡Y el hecho que luzca como el hermano menor de Johnny Depp no estorba!
—Oh, claro…
— ¿Qué querías decirme?
—Pues es que…—Wesley balbuceaba tratando de encontrar una buena excusa—Eve, quisiera retomar la amistad, sabes; éramos muy unidos y solo quisiera volver a pasar algo de tiempo contigo…
— ¡Eso es tan dulce! ¡A mí también me gustaría!
A pesar de la animosidad de Eve, algo se había rotó en el corazón de Wesley, y después de un beso amistoso de despedida, ambos se separaron; para empeorar las cosas, una fuerte lluvia cayó sobre los cielos de la ciudad, mojando a Wesley durante su depresiva caminata a casa.
Al comienzo, Wesley trató de seguir su camino de manera normal, pero la lluvia era implacable y pesada; era prácticamente imposible seguir así, y no se veían autobuses cercanos; el hubiera pasado toda la tarde bajo la precipitación de no ser por un alma caritativa que vivía cerca de ahí.
—Disculpa ¿Eres Wesley, verdad? — le preguntó una chica en un paraguas e impermeable azul
—Si…
— ¿No quieres pasar a mi casa? ¡Te puedes resfriar!
No sintió muchos ánimos, pero cualquier cosa era mejor que seguir de pie bajo las aguas otoñales; aquella joven era estudiante de su misma escuela, y sintió compasión al verlo a la intemperie.
En el hogar de esa joven, el se pudo secar, y le sirvió una taza de chocolate para poder calentarse un poco; ambos hablaron y compartieron el tiempo en la mesa del comedor, ella mostrándose muy tímida y ruborizada ante la presencia de Wesley.
—Gracias por recibirme; he tenido un mal día…
—De nada…
— ¿Cómo te llamas?
—Soy Sonya ¿No me recuerdas?
—No, lo siento…
—Estuvimos en el equipo de debate…siempre me sentaba a tu lado.
—Ah, creo que recuerdo… —Wesley mencionó sin realmente recordar, simplemente fue un gesto de amabilidad ante esa chica
Ambos continuaron platicando por varios minutos más, hasta que Wesley decidió que ya era hora de partir; Sonya no quería que se fuera, pero no encontraba el valor para decírselo, y sin poder encontrar la fuerza de voluntad, Wesley agradeció el gesto, y se marchó.
—Adios…Wesley…—Sonya susurró al ver la puerta cerrada tras Wesley, sin comprender el cómo había dejado pasar la oportunidad de confesarle sus sentimientos a su invitado; ella sabe que algún día lo tendrá que hacer, pero aun no puede hallar el valor, y luego comenzó a pensar en que se interesaba Wesley, pues quizás podía llamar su atención de algún modo…
FIN
(*)Si no saben quién es John Hughes, búsquenlo en Google, y entenderán el homenaje; gracias por leer