Equivocados
Desde el primer día que lo vio supo que Él era su alma gemela.
Precipitada afirmación, que en cierto modo el tiempo no pudo refutar.
Aún se acordaba cómo lo había conocido. Tomaron juntos el mismo tren, a la misma hora, con una parada de diferencia en su destino; durante todos los días de Marzo, Abril y Mayo.
Y sin embargo recién a dos días de Junio ella se percató de su presencia. Su sonrisa torcida, su pelo revuelto y una actitud un tanto infantil. Como tal adolescente se ruborizó al sentirse atraída por él. Pero para su consuelo o desgracia, ella no era la única observadora.
Suspiró con desgano y volvió su mente al paisaje. Se sorprendió a si misma portándose tan superficial, después de todo ella sólo era un pasajero más y por mucho que anhelara que se acercara a hablarle, lejos estaba de ser la protagonista de las obras de Danielle Steel.
Las peripecias de la vida los cruzaba cada día a la misma hora, pero el destino les tenía reservado otro encuentro, un tanto más formal y un poco más personal.
Fue después del tercer daiquiri, en el casamiento de un pariente del cual nunca antes había escuchado. Lo vio sentarse a su lado y se atragantó ante la coincidencia. Pero más aún se sorprendió cuando Él comenzó a hablarle.
Como si las palabras fluyeran entre dos amigos de toda la vida, aún sin conocerse habían encontrado esa chispa que suele ser tan difícil de encontrar.
Intercambiaron esas formalidades virtuales. Redes sociales, teléfonos, correos. Y cada noche a la misma hora se desvelaron contándose esas historias que nunca te cansas de escuchar, esos temas que nunca entenderias como surgieron, pero que no te aburrís de de debatir.
Y más allá de todo, ellos eran el uno para el otro.
Ambos se consideraban panchos, sí, esa gente tranquila, que prefiere quedarse en casa con la familia mirando una peli. Ambos eran conservadores, bien, chapados a la antigua tal vez sea la palabra correcta. Ambos leían a Sábato y se divertían encontrándole defectos a las películas de terror. Aburridos, tal vez, fieles, sin duda, de esos que no conseguís fácilmente. Eran perfectos juntos, pero nunca serían pareja.
Pero como toda enamorada ella no iba a perder sin antes arriesgar.
Entonces, una de esas noches allá por un agosto algo lluvioso, lo invitó a un bar, de esos que están por la capital que todavía pasan música de los ochenta. Él llevo a sus amigos y Ella sin quererlo, llevo a lachicadesussueños.
Irónico, lector; pero esta chica lo enamoró en tan sólo una mirada. No le importó que fuera tan distinto a Él, no le importó que lo insultara, mucho menos que le refregara que era un simplón aburrido a su lado. Esa chica era distinta, no era mala por supuesto que no, simplemente era ese tipo de chicas que quería algo de emoción a su vida. Y por supuesto esa chica también tenía a su alma gemela.
Así como Ella, esa chica también estaba enamorada de ese chico, ése que te quita la respiración con sólo verlo. Y así como Ella, esa chica, no era correspondida.
Por despecho o tal vez por tener algo, esa chica acepto la propuesta de Él, y comenzaron a salir. De vez en cuando se escapaba de la relación y fingía algún pleitecillo para no sentirse culpable. Pero con el tiempo lograron ser una pareja envidiable.
Ahora lector, yo decidí titular mi historia Almas Gemelas, y sin embargo ninguna de ellas tiene un final feliz. Todas a su modo vivieron lo mejor de una ilusión y para luego verla evaporarse. ¿Y es que acaso así es esto? ¿Es cómo caminar a fin de mes por las vidrieras del centro comercial y darte cuenta que no puedes comprar nada?
Pero, ahora bien, lector para usted: ¿Qué es un alma gemela?
"Encontrar a tu alma gemela es un regalo del destino y, por ello, el universo se encarga de que no pase desapercibido, de que la conexión se produzca; después será la decisión de ambos, el libre albedrío, lo que decida aceptar ese regalo o no".