— ¿Por qué no puedo ser como tú? —dijo John a su compañero, Dante, o "Dan", como le llamaba

— ¿A qué te refieres? —le mencionó

John estaba sentado en su escritorio, frente a su computadora, tratando de pensar alguna nueva idea para escribir, pero su mente últimamente estaba completamente vacía y sin indicio de un cuando podría terminar esta sequía de inspiración.

Mientras, Dante jugueteaba con una pelota de beisbol aventándola hacia arriba mientras se encontraba recostado mirando al techo, despreocupado y con una sonrisa capaz de iluminar un día.

—Es que tú lo tienes todo…al menos, todo lo que yo no: le agradas a la gente, eres seguro y nada parece asustarte o estresarte.

—Te estás subestimando mucho: cierto, no eres quizás material de estrella, pero tampoco debes desanimarte tanto.

—Quizás, pero…

— ¿Pero qué?

John vio detenidamente la pantalla de su ordenador, con una mirada melancólica y desanimada, y luego procedió a bajar su cabeza lentamente y dirigir su mirada hacia el suelo.

— ¿Por qué me es tan difícil escribir esto días? —John se preguntó

—Tal vez no has dormido bien, la falta de alimentación nutritiva o el hecho que tu cuarto es un desastre…

— ¡Era una pregunta retorica!

—Uy, perdón…

Pero Dante tenía muy buenos puntos: su vida era un caos últimamente, y no podía siquiera darse la oportunidad de hacer algo en el terreno de la ficción si no lograba poner en orden una cosa o dos en el mundo real.

— ¿Cómo logras alejarte de todos los problemas? Digo, los tienes, pero pareciera como si siempre te libraras de ellos—John le preguntó a su compañero

—No estoy seguro en realidad…creo que eso me lo tendrías que decir tu, pues no pienso que tenga el control de eso.

—Sí, es cierto…

John más tarde salió a comprar algunas cosas a una tienda de autoservicio en la esquina de su calle, y en ese negocio, ella estaba atendiendo a la clientela: Roxanne era su nombre, como la canción de The Police, pero sin las implicaciones desafortunadas de dicho tema.

— ¿Buscando otra excusa tonta verdad? —Dante le susurró mientras John buscaba algún refresco en las neveras

—Tú sabes la respuesta…

Para variar con el perfecto perfil de un escritor amateur, John era incapaz de siquiera cruzar unas palabras con la mujer que amaba en secreto, lo cual conllevaba una disonancia de personalidad que Dante no podía ignorar.

—Momento, momento ¿no son el noventa por ciento de las cosas que escribes sobre amor y relaciones? —preguntó Dan a John después de que ambos se formaran en la fila para ser atendidos

—Si…

— ¿Y no puedes siquiera decirle un "hola" a una cajera?

—No…

— ¿Y no piensas que eso es algo…irónico?

—Cállate y pásame una bolsa de esas papitas…

John no estaba en el humor para aguantar los comentarios de Dan, y simplemente pasó a ser atendido por esa mujer de bellos ojos olivo.

—Felicidades John, en verdad sabes cómo conquistarlas…

—Cállate Dan, solo…cállate…—John le respondió molesto mientras ambos caminaban de vuelta a su apartamento.

Al regresar, John y Dan notaron un mensaje en el teléfono.

—Parece que es de tu madre, Johnny, amigo…—Dan le dijo al ver el numero en el aparato.

—No otra vez…

—Calma ¿quieres que lo ponga?

—No, no te molestas…creo…creo saber de qué quiere hablar…

Y John tenía motivos para suponer el contenido del mensaje: El había perdido su empleo hace ya varias semanas atrás, y aun no había conseguido nada; ganó algo de dinero escribiendo un par de artículos para un pobre periódico independiente muerto de hambre, y no dudaba que era una vez más su madre Ruth tratando de convencerlo de tomar un trabajo en la compañía de su hermano.

—Tal vez deberías reconsiderar la oferta John, después de todo, tu madre solo se preocupa por ti…

Sin duda era cierto, pero John sabía que eso no era lo que deseaba: no era de un trabajo de escritorio burocrático, el deseaba algo más libre, pero con la situación cada vez más difícil, a veces se preguntaba por cuánto tiempo más podría seguir buscando sus estúpidos sueños juveniles.

—Al menos llámala y dile que estas bien

—Luego lo hare, después de trabajar…

John se volvió a sentar en el escritorio y retomó el estancamiento creativo justo donde lo había dejado.

—Hey, además, mira lo que tienes aquí…—Dan mencionó al ver una carta en una mesita a lado de la cama de John

—Déjame en paz

—Parece ser serio—Dan siguió comentando al darle un pequeño vistazo al mensaje— ¿le debes dinero al banco?

—No es nada, solo unos cuantos…cientos de dólares…

— ¡Uf! Amigo, no envidio nada tu vida…

—Pero yo si la tuya… ¿ahora me comprendes? Tú lo tienes todo: un buen empleo, una novia hermosa, y eres popular con la gente, y en mi caso…bueno: sin trabajo, sin novia y sin amigos.

—Tres strikes y estas fuera…

—Por Dios Dan, eso fue malísimo… ¿Cómo se te ocurrió ese chiste tan malo?

—No me mires así John—dijo Dante recostándose en la cama de su amigo una vez más—tú fuiste quien creó esa línea…

John entonces escuchó del monitor de su computadora el sonido de un nuevo mensaje en su correo electrónico; rápidamente lo abrió y lo leyó:

"From: AllieAlliexa

Reply URL: http: /secure/review

Review Alert: La Vida con Dan: Capitulo XXI

¡Hola! Me encantó el capítulo de esta semana ¡Estuvo muy divertido! Y esa línea "Tres strikes y estas fuera" LOL! De lo mejor ¡Ese Dante es genial!

Ojala subas pronto el siguiente capitulo

Bye!

Allie"

Una nueva critica sobre una de sus historias que iba subiendo a la Internet; un recurso de muchos escritores jóvenes que quizás eran muy tímidos para mostrarle su trabajo a un editor o a alguien de su propia familia, pero que no tienen problema en compartirlo con medio mundo: probablemente los únicos mensajes que estaba recibiendo en estos días, capaz de alegrarlo brevemente con los elogios de lectores de su trabajo en la Internet por al menos unos cuantos minutos.

—Dan, tú lo tienes todo…—John se dijo en voz baja, sonriendo brevemente

John se levantó entonces y se dirigió al cuarto de baño; antes de entrar, dio un vistazo a su cuarto, completamente vacío, al igual que su vida: sin amigos, sin pareja, sin empleo, y hablando con su propia imaginación.

—Ojala fuera como tu Dan…

John debía seguir afrontando sus problemas diarios, pero al menos escribir le da un refugio de esos difíciles momentos, y afrontémoslo: crear ficción es un ejercicio escapista, y John, al igual que muchos otros, ve el mundo y escribe no lo que es, sino lo que desearía ser…