FELICES FIESTAS
Vacaciones de invierno: palabras dulces, muy dulces para los oídos de cualquier estudiante, constantemente a la expectativa de como pasaran su tiempo libre, claro esta, aparte de disfrutar de las festividades de fin de año con sus respectivas familias.
Pero la adolescencia es una etapa difícil para ese tipo de reuniones; de algún modo u otro, pareciera como si todo pudiera avergonzarte, ya sea algo en el comportamiento de tus padres, tus abuelos, tus tíos o inclusive, en uno mismo, mas no obstante, la mayor parte de esos temores son infundados, y fruto del sentir juvenil que parecen amplificar las inseguridades y miedos.
Claro, para tres chicos de una escuela de Toronto, Hopewell High, los temores eran tan reales como la nieve que llenaba las calles de la ciudad.
— ¿¡No adoran esta época del año!?— Sarah exclamó vigorosamente mientras ella y sus dos amigos (y cómplices), Allyson y Jake, mientras caminaban hacia sus hogares tras el último día de clases del año.
— No estoy muy entusiasta; para empezar, este maldito frío me esta matando—.Allyson contestó, abrazándose sola y ocasionalmente usando su aliento para calentar sus manos.
— ¿Y que tal tu, Jackie?
— No me vuelvas a llamar "Jackie", y no; no comparto tu estado de animo— contestó el joven parcamente frunciendo el ceño.
A pesar de la negativa actitud de sus acompañantes, no parecía importarle demasiado a Sarah; de hecho, nada podía cambiar su actitud: no sus amigos, no el hecho que reprobó los últimos dos exámenes, ni que la humedad hacia desastres para su maquillaje gótico-pirata (tanto en el sentido de "mala calidad" como en el otro...si, marinos, tesoros, Johnny Depp y todo eso)
Pero esas reacciones no eran por nada: tanto Allyson como Jake tenían buenos motivos para no poseer el enorme aprecio y estima a estas fechas especiales.
Para Allyson, representaba la vuelta de un mal que ella prefería evitar a toda costa, aun mas que la plaga, y el nombre de dicha plaga es Jessica: su hermana mayor, quien regresaría de la Universidad
y traería de vuelta esa hermosa relación pasiva agresiva que todo aquel con una consanguínea podrá entender.
— ¿Ella vendrá, no es así?— Jake preguntó discretamente a Allyson, mientras Sarah se les adelantaba por el paso rápido que tenía.
— Pues...ya sabes, es familia y todo eso.
El rostro de Allyson lo decía todo; no era que no quisiera a su propia hermana, pero ellas nunca han tenido demasiado en común: Jessica era la hija "bonita" como se dice comúnmente, mientras que "Allye"...no tanto, y no es que la hija menor fuera dolorosa a la vista, pero cuando tu hermana tiene la apariencia de una modelo de Europa Oriental, es natural que los complejos aparezcan.
— ¿Y que hay de ti Jake?— Allyson murmuró—. ¿Lo de siempre, no es así?
— ¿Tu que crees?— él contestó molesto.
Las fiestas en el hogar de Jake Zabrocki no eran tampoco sencillas, y es aquí donde el asunto se vuelve enredado ¿Navidad? No ¿Hannukah? Ojala...no, en el hogar Zabrocki, la celebración es el Festivus.
¿Como explicarlo de manera lógica y sensible? Bien: Hace años, el padre de Jake se unió a la secta del Festivus (aunque inclusive el nombre "secta" sería demasiado amble para tal cosa) decepcionado de la Fé Católica (Después que el Señor Zabrocki perdiera por ocasión numero ciento veinticuatro la Lotería de Ontario tras fútiles suplicas al de arriba.)
No sería tan malo pertenecer a una iglesia distinta de no ser por el hecho que sus rituales tradicionales incluían: tener un poste de metal en lugar de árbol, gritarse los unos a los otros y recriminándose sus acciones del año, y el gran final: pelear sin camisas contra los invitados.
Pero con Sarah, todo era distinto: de alguna manera, la idea del Hannukah con su familia, le inyectaba mas entusiasmo que casi todo fármaco de receta.
Una noche, ya entrados en las vacaciones, en casa de la familia de Allyson, tanto ella como su madre se mantenían emocionadas ante la pronta llegada de Jessica (Claro, cabe aclarar que "desprecio" también cuenta como emoción), y pronto, la idea se materializaría.
— ¡Hija, por fin llegaste!— la madre de Allyson, Colleen exclamó al ver a su hija abrir la puerta de su hogar, y se levantó a recibirla y abrazarla.
— ¡Hola mamá! ¿Como has estado?— devolvió así el recibimiento de su madre, entrando a la casa y quitándose su abrigo.
Allyson intentó esconderse y emprendió paso lento pero seguro fuera de la vista de su hermana, pero era tarde para arrepentirse y emprender la huida.
— ¡Hola hermanita!— la saludó efusivamente, a lo que Allyson tuvo que otorgar una sonrisa forzada y de mero compromiso.
— Hola...Jessica...— le devolvió el saludo con unas palabras parcas y secas, y ante su abrazo fraternal.
— ¡Mira como has...! bueno...no crecido, digo ¿cuantos años tienes ya? ¿quince? Sigues luciendo muy chiquita...— Jessica le dijo al ver a su hermana bien de ciertas partes de su anatomía
— Si...ya recordé porque no la extrañaba...— Allyson pensó con amargura ante las criticas a su persona.
Al día siguiente, Allyson se reunió con Jake y Sarah en el centro comercial; originalmente tenían planeado caminar por el parque y burlarse de los amantes que se la pasaban intercambiando saliva que siempre se aparecían por ahí, pero Allyson aguantaba aun menos el frío en ese día.
Ella pidió un chocolate caliente no porque sea fanática de la bebida, sino solo para sostenerla y desentumir sus dedos.
— ¿Y que tal las cosas con tu hermana, Allye?— preguntó Jake.
—Tan mal como recordaba; ella me devolvió con un enunciado a esas fiestas donde todos alababan su belleza y genialidad, mientras que yo tenía que comer en la mesa de los niños.
— Bueno, siendo honestos...eras niña ¿recuerdas?
— ¡Si, pero me superé!
A pesar del bullicio del lugar, con la repetitiva música de temporada y las multitudes en las tiendas, seguía siendo mejor opción ante sus ojos que pasar el resto del tiempo con sus familias.
— ¿Y que hay de nuevo en el hogar del Clan Zabrocki? — Allyson preguntó.
— Nada todavía, pero hablame el día después del Festivus...o mejor aun, hablame el día del Festivus y dame una excusa para salir de esa casa de crack.
— ¿Ha, van a celebrar con crack este año?
— No...no tenemos dinero en esta ocasión, tendrán que ser genéricos intercambiables.
A pesar de la rabia amarga que ambos sentían, casi podían empezar a contagiarse del espíritu de su amiga Sarah, la cual veía con muchos ánimos las tiendas a su alrededor; ideas para regalos quizás, pero para alguien como ella los ruidos fuertes y las luces eran como un viaje en ácido sin ácido (y con figuras de Santa Claus y Menoras por todos lados).
— ¿Como lo logra?— Jake preguntó sonriente al ver el andar de Sarah aventajarles el paso una vez mas.
— ¿El animo? No lo se, pero supongo que aun hay gente que disfruta legítimamente de esta epoca.
La mirada de Sarah reflejaba enorme felicidad, casi de una manera infantil, con inocencia de los primeros años; algo extraño en sus contemporáneos, donde el pensamiento cínico y gris predomina.
— ¿Quieres que hagamos algo el día de Navidad?— Jake preguntó
— ¿Como coartada para salir?— le contestó Allyson.
— Es eso o pasarla con tu hermana.
— ¿Alguna sugerencia?
— Maratón de películas de terror navideño en el cinema ¿que opinas?
— Sangre y tripas o Jessica...anótame para todas las funciones.
— ¿Y que hay de Sarah? ¿La invitamos?
— No creo que quiera venir: este año toca Hannukah esos días, y no quiere separarse de su familia estas fechas, ya sabes como es.
De todas maneras, le preguntaron si se les quería unir, y como Allyson predijo, rechazo de manera amable su invitación; no hubo ofensas de por medio, ya que ambos sabían la importancia que Sarah le daba a esta fiesta, y no querían interrumpir su extraña felicidad; esta era tal, e inclusive llegó a gastar un poco de su dinero, que bien podría invertir en alucinógenos o mechones de pelo de celebridades, en regalos.
Era la Noche Buena, y ya estaban en sus respectivos hogares los tres chicos; Allyson debía poner la actitud mas positiva posible para tratar con Jessica y con sus abuelos, de visita desde Ottawa, para aguantar la jornada.
Pero eso era un juego de niños comparado con la celebración en el hogar Zabrocki.
— ¡Muchacho, eres insoportable y ya me tienes harto!— gritó a todo pulmon el padre de Jake.
— El sentimiento es mutuo, gracias papá...
Al mal paso darle prisa, dicen algunos, y Jake sabía que entre mas rápido afrontaba la pelea (literalmente) menor iba a ser el daño, así que entre otros locos del culto alcoholizados, dieron paso al evento principal del Festivus.
Y al mismo tiempo, la primera noche del Hannukah en el hogar de la joven Sarah Greenberg estaba por comenzar...
Al día siguiente, al mediodía, la función de cine estaba por comenzar, y Allyson y Jake tomaron sus asientos en la sala, dispuestos a ver asesinatos en el día de nacimiento de Jesús.
— ¡Dios!— exclamó adolorido Jake al sentarse en su butaca.
— ¿Te hirieron mucho o que?
— No, por primera vez gané, pero me dieron un buen golpe; mi bisabuela tiene mejor brazo del que pensé.
— Chicos...— una voz familiar para ambos fue escuchada por esos chicos; ambos voltearon a su diestra, y vieron a Sarah, cabizbaja, con mechones y flecos de su cabellera negra cubriendo su rostro, cual si se estuviera ocultando.
— ¿Sarah? ¿Qué haces aquí?— preguntó Allyson sorprendida.
— ¿Puedo...puedo quedarme con ustedes...?— dijo Sarah con la voz quebrada, casi inaudible.
— Por supuesto...
Sarah se sentó a la derecha de sus amigos, y en breve, la primera película comenzó, mas ninguno de los tres parecía estar muy interesado ahora en el filme; Sarah tenía la mirada fija, en un angulo bajo hacia el suelo, y Allyson y Jake la veían con extrañeza.
— ¿Sucede algo, Sarah?— Susurró Allyson.
— No, nada...de nuevo...
Los tres trataron de continuar con el maratón, pero era imposible: después del primer filme, el trió salió de la sala: de pronto, ya no tenían humor para eso.
— Sarah ¿que pasó?— Allyson reiteró así su duda, mientras el grupo caminaba por la acera.
— El faltó...otra vez...
— ¿Quien dices?— Jake cuestionó.
Entonces, de un abrigo, ella mostró un pequeño paquete, en forma de rectángulo delgado y con papel de envoltura de Estrellas de David, y en la etiqueta, se leía: "De: Sarah Para: papá"
— Oh...entonces...¿Volvió a faltar?— Allyson comentó.
— ¡Esta bien!— Sarah respondió con una efusividad fingida—. ya sabes, él esta ocupado y toda la cosa, y yo comprendo bien, digo, ya no soy una niña...pero...entonces...
— ¿Si..?— Allyson y Jake preguntaron en coro.
— ...entonces...¿Por que me dijo que si vendría? ¿Por que me emocionó en vano? ¡Si no quería venir, solo me hubiera ignorado como todos los malditos años!— Sarah dijo agresiva, muy rabiosa, y sin embargo, también con tremenda melancolía, azotando fuertemente el paquete al suelo, resquebrajándose en pedazos de papel y de vidrio.
— Sarah...— Pensaron los dos jóvenes asombrados, al ver lo que parecían ser lagrimas brotando de los ojos de su compañera.
— Perdón...perdón— Sarah se disculpó un poco mas calmada, y limpiando discretamente su rostro— tenía que sacar eso fuera de mi.
Jake se inclinó a lo que quedaba de ese regalo, le terminó de quitar el papel de encima y vio una foto, ahora rota, de una familia feliz: la Familia Greenberg, con un miembro que no ven muy a menudo: un hombre con una Sarah infante sentada en su pierna, todos sonrientes y contentos.
Aquella noche, por compromiso, Sarah volvió a su hogar a observar la festividad, pero con enorme nostalgia e ira contenida: tan delicada y tan peligrosa, tan frágil y tan enojada, pero no quería hacer dramas: nadie querría escucharla, nadie querría estar con ella, o al menos eso es lo que ella sentía.
Al día siguiente, alguien llamó al timbre de la casa de los Greenberg, y fue la propia Sarah quien atendería a los dos invitados de pie frente a su puerta.
— Allye, Jake ¿Pasa algo?— La señorita Greenberg preguntó.
— Nada en especial, solo queríamos saludar— Jake dijo.
— Si, pero...
— Bueno, es que no nos gustó verte así como te vimos ayer y...te trajimos algo...— Allyson comentó.
Jake sacó de su abrigo varios objetos: una botella de pastillas, dos carteras de descuidados transeúntes, una navaja y finalmente, un paquete envuelto, con esa misma forma rectangular como el de ayer, y se lo entregó a Sarah.
— ¿Que es esto?— la joven preguntó.
— Solo hay una manera de saberlo ¿No?— respondió Allyson.
Y siguió la sugerencia, desenvolviendo el regalo: un marco, con una fotografía de tres chicos: una neurótica, un incorregible criminal juvenil y una niña loca y extraña, frente a su antigua escuela primaria.
— ¿De donde consiguieron esta foto?— Sarah cuestionó emocionada.
— Por ahí la teníamos— contestó Jake —.junto nuestros dibujos del primer grado y el diario de Allye donde decía que quería casarse con Justin Timberlake.
— Espera ¿que fue lo ultimo?— Allyson preguntó asustada.
Pero ni la impertinencia de Jake podía arruinar esta escena; Sarah una vez mas, sintió un lagrimeo, mas el motivo fue distinto, y con la foto aun entre manos, dio un fuerte abrazo a sus dos amigos.
Si, todos tenemos que aguantar esto o aquello durante estos días: familiares molestos, tradiciones ridículas, y decepciones ocasionales, pero a pesar de las molestias de Allyson y Jake, ambos concordaron, sin siquiera decirlo que quien la había tenido mas difícil, era su amiga, y ella ahora sabía, sin siquiera expresarlo con palabras, cuanto significaba para sus dos compañeros de locura, y cuanto significaban esos muchachos para ella.
*
NOTA DEL AUTOR: Se que es temprano, pero luego si no lo subo, se me olvida.
Feliz Hannukah, Feliz Navidad, y Feliz Festivus a todos.