Nota: Esta es mi historia, por favor jamás la copies. Irritante.

Era una noche Fría y tormentosa en las desoladas calles de esa jungla de cemento. El clima perfecto para la tragedia que había ocurrido hacia pocas horas. Un asesinato cruel e inhumano, el opio del los tabloides amarillistas.

Una de las estrellas más grandes de Hollywood yacía en el suelo de su propio cuarto con cinco balas en el estómago y una en la frente. Su nombre era Richard Levitte, colombo-italiano, de tan sólo 27 años de edad, había ido a buscar fortuna a la "gran manzana" y aparentemente no tenía enemigos deseosos de poner fin a su vida.

En este caso estaban Jeffrey McKlein, Fred O'Mally, Ted Simpson y Joe Cassala. McKlein era un Inspector de policía, alto de cabello rubio, maduro, conservador e increíblemente astuto, tenía 5 años trabajando con la policía y ni un sólo criminal se le había escapado. Fred, un graduado de psiquiatría que gustaba de colaborar con los agentes de azul era robusto, de ojos azules y cabello castaño, poseía el delicioso talento de entrar en la cabeza de los criminales e indagar a fondo sus retorcidas mentes hasta estar justo en el instante en el que cometía el crimen, en otras palabras, era un chivo expiatorio que se divertía con su trabajo. Ted, pelirrojo, divertido y Joe, atlético, dinámico, eran simplemente los novatos de la jefatura.

La única persona capaz de darles una pista era la hermana menor de Richard, Rachel Levitte, sin embargo ésta estaba en tal estado de conmoción por la repentina muerte de su hermano que no podía, ni quería hablar. Tras varias horas de intentar conseguir información de ella, McKlein estaba perdiendo la paciencia.

- Una vez más, señorita- insistía arrebolado- ¿Conoce usted a alguien que halla tenido motivo para acabar con su hermano?

No hubo respuesta. Simplemente llanto silencioso en un rostro sombrío. La paciencia de McKlein caducó, era esa la única parte de su trabajo que realmente detestaba… Justo en ese momento tocaron a la puerta, un único, pero ensordecedor golpe que parecía pretender tumbar la entrada. Joe fue a abrir. Minutos después todos vieron quien era el intruso, un hombre alto, de piel mestiza y cabellos negros, sus ojos verdes denotaban soberbian mientras que su presencia terminaba de acabar con los estribos del Inspector.

¿Qué diablos haces aquí, O'hara?- gruñó una vez lo tubo frente a frente- Creí haberte dicho que no quería ver tu estúpida cara por lo menos por seis meses.

No te ofusques Jeffrey- le respondió el de cabellos negros de manera burlona- que tú podrás decir misa, pero sabes que los de arriba son los que deciden… Y ellos decidieron que querían a alguien competente en este caso.

Pues Bien- dijo el otro en un resopló- entonces encárgate tú de esto… Yo estoy arto.

Dicho eso dio orden de irse a sus subordinados y se marchó de mala gana. Los novatos corrieron de inmediato, sin embargo O'Mally no mostró intenciones de darse mala vida por los berrinches de su jefe.

-Oliver- exclamó Fred en su siempre sereno y amistoso tono de voz- Deberías tener cuidado

-No te preocupes…sabes que jamás lo tengo - le respondió el de ojos verdes con las manos en los bolsillos, al tiempo que se recostaba junto a la puerta del cuarto. Era obvio que esperaba que O'Mally se marchara.

-¡Ha! Pues suerte entonces, amigo

-¿Por qué? ¿"Éste" es un sádico como tú?

-No, claro que no, es mucho peor - le respondió con una sonrisa el aludido, ya a punto de marcharse- Buenas noches O'hara, mi sentido pésame señorita.

Acabando su último comentario se fue.

En el cuarto ahora sólo quedaban tres, Oliver O'hara, Rachel Levitte y el cadáver pudriéndose de Richard Levitte.

El ambiente era pesado, las gotas de lluvia golpeaban fuertemente las ventanas mientras que el viento arrullaba la noche con lamentos penetrantes. Ninguno de los dos decía nada. Por un momento la chica llegó a pensar que estaba totalmente sola, hasta que levantó la cara y notó que no era así.

Esos ojos verdes llenos de soberbia le miraban implacables, él sabía que ella iba a terminar hablando. Era una mujer débil. Ella también lo sabía, sin embargo estaba dispuesta a luchar contra su propia realidad. Esos ojos esmeraldas eran simplemente retadores e insoportables, fijos, siempre mirándola.

¿No piensa hablarme?- cuestionó exasperada por la tensión del lugar, a lo que él simplemente le respondió con una sonrisa insolente.

Esperaba que usted lo hiciera, señorita.

¿Eh? ¿Por qué?

Es más fácil exasperarla con el silencio que con preguntas que, tanto usted como yo sabemos, no me va a contestar ¿no cree?

Ah, ya veo… es consiente de que me fastidia su presencia.

Por supuesto- dijo para luego, sin mirarle a la cara, sacar un cigarro y fumarlo allí. Guardó silencio nuevamente. Ella no lo soportaba.

El cuarto estaba lleno del desagradable aroma de la descomposición con la pólvora, la joven de cabellos castaños y ojos achocolatados sentía morirse al ver el cuerpo de su hermano allí. "¡Cómo era posible que la atormentara justamente allí!"- Pensaba lanzándole una mirada llena de desprecio.

Él notó que le miraba de esa manera y para responderle movió la cabeza y sonrió.

¿Quiere uno?- cuestionó ofreciéndole un cigarrillo sin quitar la fastidiosa mueca de su rostro.

No, gracias-contestó seca y cortante.

Como quiera- dijo él encogiéndose de hombros- pero creo que sabe que estaremos aquí hasta que me diga lo que quiero escuchar.

Yo no sé nada- replicó Rachel furiosa.

Lastima- exclamó y en un paso se recostó totalmente contra la puerta.

Rachel desesperada se levantó de donde se encontraba y, conteniendo su llanto, caminó hasta estar frente a frente de Oliver. Él no dejaba de sonreír.

Estaba mareada y además furiosa, el ambiente era muy estresante. En una frase sin aliento dijo: "Eres un idiota"- y de inmediato calló desmayada al suelo.

El rostro atónito del detective demostraba que no esperaba eso.

-¡Maldita sea!- exclamó alterado, lanzándose junto a ella para revisarla. Se desesperó al recordar que no sabía absolutamente nada de primeros auxilios. Pensó por un momento en las posibilidades, volviendo a maldecir al darse cuenta que ninguna le convenía. Al final lo único que se le ocurrió fue sacarla al aire libre, así que se dispuso a hacerlo.

La tomó en brazos sin ninguna dificultad y de una patada derribó la puerta de entrada. Ni siquiera se molestó en verla, bajó con ella a toda velocidad hasta el primer piso y tras unos minutos de insoportable espera, la chica comenzó a abrir los ojos.

El ambiente estaba húmedo por las últimas gotas de lluvia que sobraban de la tormenta, ahora sólo quedaban rayos como rastro de la tempestad. Hacía también algo de frio en la planta baja ya que a pocos metros de ellos estaba la puerta del edificio.

Algo mareada la castaña buscó con la mirada la persona más cercana. Y que desagradable fue su sorpresa a ver a ese sujeto de ojos picaros junto a ella, por un segundo había tenido la esperanza de que todo no hubiera sido más que una pesadilla.

Se levantó con dificultad después de unos minutos con la mirada pérdida en la nada, y él le dio espacio, como si eso le fuese ayudar a respirar regularmente.

¿Está bien?- le preguntó cuando vio que no corría el peligro de que volviera a colapsar- Se ha dado un buen golpe en la cabeza

Estoy bien, sólo algo mareada…- mintió.

Ya lo creo que si- respondió en sarcasmo mientras colocaba la mano en el pequeño morado que tenía la castaña en la parte izquierda de la frente.

Auch- se quejó apartando bruscamente la mano de Oliver- ni si quiera vi cuando me hice esto.

No me diga, juraría que todos podemos vernos cuando caemos desparramados en el piso- se mofó el detective y lanzó una risotada. Le resultaba realmente fácil burlarse de aquella muchacha.

Ya es suficiente- le interrumpió arrebolada mientras se alejaba

No, espere… - trató de decir el detective de pronto cambiando de expresión

¿Qué?- gruñó frunciendo el seño.

Necesito que me ayude a saber quien mato a su hermano- replicó tan seriamente que a la chica le tomó más de un minuto pensar que era el mismo atarban que le molestaba segundos atrás.

Yo no se nada- dijo al fin

Mentirosa

¿Cómo dijo?

Usted sabe más de lo que quiere decirnos

¿Por qué habría de saberlo?

¿Quién mas podría? Usted y su hermano viven solos en esta ciudad

No quiere decir eso que yo tenga que ver en esto

Su comportamiento es demasiado extraño- le espetó al darse cuenta de que no sólo rehuía a sus preguntas sino que al evadirlas se alejaba un paso

Cállese… no diga tonterías- dijo y se alejó dos pasos más

¿A caso sabe usted quien lo mató?

Le he estado diciendo a sus amigos que no, yo no se nada ¿Por qué no me dejan en paz?

¿Por qué cree usted? ¡Es nuestro trabajo!- empezaba a estar realmente molesto ante esa actitud tan… estúpida. Ella suspiró resignada

¿Podría tener algo de consideración e interrogarme mañana? Ahora me duele un poco la cabeza- dijo con un tono algo más suplicante y sumiso

Por supuesto, si no le molesta atenderme a primera hora

Lo que sea, sólo déjeme tranquila por lo menos ocho horas

Esta bien, señorita Levitte, entonces la veré mañana a primera hora- dijo irguiéndose con serenidad para dar media vuelta y alejarse.

Valla tipo- se quejó la muchacha entrando de nuevo al edificio.

Estaba agotada… ¿Cómo podían existir personas así? – pensaba-Oh, pero ella conocía peores, eso era seguro. Aun no había acabado de poner sus ideas en orden cuando llegó al apartamento donde se encontraba tirado todavía el cuerpo de su hermano. Suspiró. Si el cadáver seguía hay, vería al detective más pronto de lo que deseaba.

Caminó lentamente al recibidor y se sentó en el sofá. La habitación estaba fría y desordenada, espacioso, pintado de blanco con una alfombra roja y un enorme ventanal a lo largo de la pared, resultaba chocante que estuviera tan descuidado.

Rachel respiró suavemente para luego contar despacio hasta diez, su ira se disipó hasta el punto de ser sólo un pequeño ronroneo en el fondo de su cabeza, entonces quedó mirando fijamente la ventana, observando sin observar, contando los minutos que faltaban antes de que su vida volviera a convertirse en un infierno.

En la puerta se oyeron de pronto unos pasos, ella volteó la vista fastidiada. Sus minutos de paz le habían parecido demasiado cortos.

Buenas noches- se escuchó desde la entrada, y su rostro empalideció al instante. No era la persona que esperaba.- Me da mucho gusto verte de nuevo querida

¿Qué haces tú aquí?- preguntó bruscamente al hombre que ahora era estaba más cerca de ella.

Era alto, con un rostro blanco y sin mucha gracia. Sus ojos azules brillaban de satisfacción y su sonrisa resultaba irritante por la perfección mientras que su mata de cabello rubio, como el sol, resaltaba lo pálido de su piel. Tenia facciones largas y delgadas. Vestía un traje negro.

Vine a darte el pésame- respondió con un tono burlón

¿Cómo si no te alegraras de esta desgracia?

No seas cruel, cariño, sabes que Richard era como un hermano para mí.

¡Ha!- bufó la muchacha haciendo una mueca de desprecio

Tu duda me ofende… No sabes lo mucho que me molestó el verle derramando sangre, maldiciendo como un demente- confesó de pronto de manera teatral haciendo palidecer aun más el, ya de por si falto de color, rostro de Rachel

Tú- dejó salir de sus labios ya sin aliento. Estaba temblando de la misma cólera y todos sus pensamientos chocaban abruptamente en la cabeza.

…Lo ultimo que dijo fue tu nombre- se encogió de hombros- vaya forma de dañar el momento

¡Eres una maldito!- gritó al fin bañada en un sudor helado- ¿Como fuiste capas de matarlo? ¿Por qué?

¿Por qué?- repitió como si esa pregunta le causara gracia- por ti, mi pequeña Rachel

¿Por mi?- escupió la pregunta, estaba demasiado alterada, pero trataba de entender como diablos eso podía ser posible.

Rebuscando entre sus recuerdos vino a su mente La última vez que ella había visto a su hermano con vida.

Fue en una tarde soleada y sin nubes en el cielo, una semana antes. Estaban en central park, jugando con un frees bee. Los árboles le rodeaban con un canto agradable entre sus ramas mientras que la viva algarabía de las familias a su alrededor les llenaban de un doloroso regocijo el corazón, casi nostálgico.

Richard Levitte llevaba una camiseta roja, unos jeans y tenis negros, su abundante mata de cabello color caoba le caía de cuando en cuando sobre los ojos caramelo, era agradable y atractivo, especialmente al hablar ya que se sentía su dulce acento extranjero. Le sonreía de manera deslumbrante, entonces parecía que también ella tuviera ganas de sonreír.

Vamos, Rach- le dijo en tono juguetón lanzándole el platillo con fuerza- ¿Por qué tienes esa cara?

No se de que me hablas, amore mio, esta es mi cara de siempre- le respondió atrapando el juguete sin mucho animo, para lanzarlo luego sin fuerza ni coordinación alguna.

Si, si, yo se que no hay nada que hacer con las desgracias de la naturaleza- se burló encogiéndose de hombros y soltó una risotada, sin embargo no volvió a lanzar el platillo volador, se había puesto serio de pronto- luces preocupada, pequeña Rach, enserio.

Mira atrás de ti- resopló de mala gana como respuesta. Él así lo hizo y sus cejas casi se juntaron.

Un hombre de cabellos rubios les miraba desde hace tiempo y ahora que se habían percatado de su presencia se empezaba a acercar con paso vacilante.

¡Eh! Richard, Rachel ¿Cómo están?- les saludó cuando estuvo a menos de dos metros de distancia. Usaba un traje gris que le hacia ver un poco mas pálido que de costumbre

Estamos bien, Marco- le respondió Richard con el rostro inexpresivo, dando unas cuantas zancadas para colocarse mas cerca, obstruyendo la vista hacia su hermana- ¿Qué te trae por aquí?

Estaba de pasada y quise saludar- contestó en tono casual, estirando su sonrisa perfecta

Que raro, esto no se parece a ninguno de los sitios que te gusta visitar - refunfuñó la chica ahora detrás de su hermano

Mmmm es cierto- concedió el rubio- pero me pareció divertido salir de los bares y casinos… ya no son tan llamativos sin ustedes en ellos.

Si, bien, la ultima vez tuve una oferta que me quitó las ganas de regresar- lanzó la indirecta el colombo- italiano mientras le fulminaba con la mirada.

¿Enserio?- cuestionó con fingida inocencia- juraría que siempre hago buenas ofertas

La familia no se apuesta- cortó y pasó su mano por el hombro de la chica a su lado que no dejaba de destilar veneno por los ojos

Ni pensarlo- se apresuró a decir Marco mientras colocaba su mano dramáticamente sobre la frente

Tampoco me vendo- siseó Rachel de manera audible y siguió sosteniendo una mirada de basilisco con los labios totalmente tensos

Dudo que tenga tanto dinero- le piropeó el rubio sin alterarse ni un poco.

Di de una buena vez que es lo que quieres, Dithson- exigió Richard, casi perdiendo toda su paciencia

Ofrecerles mis disculpas- dijo el aludido- no quisiera que nuestra amistad se vea manchada sólo porque… estoy peligrosamente enamorado de tu hermanita, viejo. Después de todo nos conocemos desde que llegaste a la ciudad, cuando no te conocía nadie

Soy muy consiente de lo mucho que hiciste por mí cuando era un don nadie, Marco, pero yo a ti ya no te debo nada…- gruñó aferrando un poco más a la castaña a su pecho de manera protectora mientras esta miraba con autentica repulsión a aquel petulante que le se ufanaba de generoso.

Oh vamos, amigo, dame una oportunidad, puedo darle a tu hermana todo lo que quiera

Yo solo quiero que me dejes en paz…- empezó a decir la de cabellos chocolate pero su hermano le había puesto la mano sobre los labios para detenerla; Luego él tomó aire y con tono solemne sentenció.

Solamente sobre mi cadáver ¿me escuchaste, basura? ¡Sólo sobre mi cadáver!- rugió a todo pulmón, atrayendo la atención de muchos de los presentes, quienes le miraron horrorizados…

Entonces los recuerdos desaparecieron de la mente de Rachel. Estaba aterrada, en su cabeza quedaban vagando esas últimas palabras que le había dicho su hermano al hombre que ahora tenia justo en frente: "Sólo sobre mi cadáver"

Es mi culpa- susurró por lo bajo con el rostro descompuesto

No, linda- corrigió acariciándole la cara suavemente- es su culpa, pero míralo del lado amable, esto era lo que él quería ¿no?

Mátame… mátame ahora- le pidió alejando la mano blanca de su mejilla tostada

¿Acaso me crees estúpido?- ella no contestó- Hice esto para tenerte y ahora eres mía

Estas loco, ¡Yo jamás seré tuya, bastardo!

Cuida tu linda boca cariño

stronzo– refunfuñó con los ojos entrecerrados y luego le escupió en el rostro. Marco se paso la mano por la cara sin deformar ni un poco esa sonrisa pervertida. Levantó el puño y le propinó a la castaña un golpe en la nuca, tan fuerte para que perdiera la conciencia.

No te pongas pesada, cariño- susurró a su oído mientras la cargaba en brazos.

Mientras tanto el detective, de cabellos negros y ojos verdes, estaba sentado en su auto, un B3 negro, a pocos metros del edificio haciendo una llamada. Después de que el timbre del teléfono sonara por cuarta vez, una voz femenina y adormilada contestó.

¿Diga?

Buenas noches, Mau- saludó Oliver con un tono amistoso

Oliver O'hara- se escuchó a la dulce voz, con reproche, pero en el mismo tono- ¡es media noche, tarado!, ¿Ahora que hiciste?

Todavía nada, Cálmate, Maureen- respondió y rió entre dientes- ¿sabes ya lo de Levitte?

No

¡Diablos! Mcklein es un inútil, se supone que debía habértelo dicho hace una hora

Aterriza O'hara, deja de pretender que tú y McKlein están en la misma sincronía y escupe ¿Qué pasa con Richard Levitte?

Lo acecinaron- explicó con un tono de voz suave, como quien recapitula meticulosamente para si mismo- cinco balas nueve milímetros en el estomago, una en la frente, según sé, y además esta hecho una porquería

Es un cadáver, idiota- le molestó la chica del otro lado del teléfono

Me refiero a que de verdad esta hecho una porquería- su tono seguía siendo meditabundo- sólo le eche una ojeada rápida y de lejos, pero se nota que esta pisoteado, golpeado… quien halla sido, parece que de verdad quería hacerlo, no tiene pinta de ser encomienda.

Mmmm… Los programas de hágalo usted mismo son una mala influencia estos días… ¿Qué dijeron los testigos?

La testigo- aclaró molesto, ahora en la realidad- no quiere hablar

¿Quién es?

La hermana de Levitte, no es precisamente un testigo, pero es todo lo que tenemos…

¿Qué diablos?- exclamó sorprendida- ¿Y que hay del portero, los vecinos y metiches útiles de siempre?

El portero y el vigilante no vieron entrar ni salir a nadie. Además, Levitte tenía un lujoso piso para él solo y los apartamentos arriba y abajo son de Leonardo DiCaprio y Michael Jackson, pasan deshabitados.

Que conveniente… Entonces me vas a traer al actor de Delirio y Bar lovers para que le eche un ojito

Si no es mucha molestia…ya que parece que la salida directa esta bloqueada, creo que mientras conseguimos un par de pistas más, seria bueno que fueras haciendo el examen de ADN a ver que encuentras, tal vez es porque es tarde pero no le veo mucho sentido a este caso

Acabas de ver el lugar de los hechos, amigo, no eres tan bueno… Tráeme el cuerpo, y veamos enseguida que tiene el muñeco ahora que está fresco- le ella animó con cariño.

Gracias, pulga… ¡mierda!- dijo golpeándose la cabeza con la mano izquierda, acababa de recordar que el cuerpo seguía tirado en el apartamento- ¡por andar dándomelas del comprensivo! Seguro que ahora que valla por él, esa chiquilla me va a joder la vida

¿Qué?

Deje el cuerpo en la escena del crimen y segurito que ahora que vaya a buscarlo la hermana del difunto no se va a alegrar de verme

Si, bueno, seguro que no es fácil asimilar bien la situación con todo lo que esta pasando. Ustedes también deben tratar de entender que era su hermano- aseguró Maureen, con tono solemne y lleno de compasión.

¡No la defiendas! Debiste verla, estaba actuando como una tonta ¿Qué no es lógico que cuando matan a tu hermano, quieras ayudar a vengarlo?

¿sinceramente puedes ser tan obtuso, Oliver? No se trata de venganza… La chica está mal, ¡si actuaba extraño es porque tenía un montón de patanes haciéndole muchas preguntas que le entraban por un oído y le salían por el otro con la persona que más amaba en este mundo descomponiéndose! ¿si quiera alguno le preguntó cómo se sentía?

Pues…

Estúpidos- refunfuñó- hombres tenían que ser

Si, si, supongo que tienes razón- aceptó a regaña dientes empezando a sentirse culpable- creo que la chica era su único familiar y debe de estar sola…

Exacto, buen chico, ahora trata de ser amable y sonreír cuando vayas y le digas "Lo siento, señorita, olvide llevarme el cadáver de su hermano" Entre menos tiempo perdamos mejor - jugó su amiga, él suspiró apesadumbrado

Ya lo se, te veo dentro de hora y media en el laboratorio ¿Si?

No llegues tarde, Oliver, no vas a hacerme levantar a las 12:15 de la noche a hacerme esperarte ¿me oísteis?

Como molestas, si ya te escuche, adiós- se quejó medio sonriendo, la chica había carraspeado para llamar su atención- Ah, si. De nada por darte algo que hacer en domingo

Volveré a dormir- amenazó

Vale, vale- se rió con ganas en el teléfono- No sabe cuanto se lo agradezco, reina de los muertos, yo, un insignificante detective, no sería nada sin su benevolente ayuda ¿feliz?

Sí- respondió y se escuchó claramente como sacaba la lengua

Tonta, no estoy para verte

Oh, madura, ya tienes 27- dijo ella descaradamente

Tengo 26

No por mucho- le discutió la chica

Déjame de hacer gastar el tiempo- se burló y colgó, sabía perfectamente que cara debería de tener su amiga ahora y no pudo contener la carcajada que salió de su garganta.

Su risa de detuvo de un momento a otro al dirigir su mirada al edificio, a sus ojos, no había cambiado nada en los últimos veinte minutos, empezó a caminar lentamente y con dudosas pisadas, sabía que debía ir por el cuerpo de Richard, pero ahora que tenía idea de el por qué de la actitud de la chica de ojos chocolate, no se sentía muy seguro de que si su comportamiento fuera a ser el más apropiado. La consternación estada pintada en su rostro. Soy un idiota ¿Por qué no me di cuenta de eso antes? Yo la hubiera dejado en paz- pensaba con algo de culpabilidad

Al diablo- se dijo a sí mismo cuando llegó al ascensor- me disculpare, y si no acepta mis disculpas de malas…

Subió a paso seguro hasta el piso 17 y se dirigió a la puerta que había destrozado. Paso su mano izquierda por detrás del cuello y entre sus cabellos. "Genial, otra cosa por la que disculparme"- pensó siseándolo inteligiblemente. Se detuvo y, como quien no quiere la cosa, llamó.

Disculpe… señorita Levitte, soy yo "el idiota", olvide el cuerpo del delito- saludó tratando de sonar amable y no como lo sarcástico que sabia que había sonado. Esperó una respuesta, una burla, un grito de ira, cualquier cosa, sin embargo no escuchó absolutamente nada. Arqueó una ceja y volvió a llamar.

¿Señorita Levitte?- aun sin respuesta, decidió que dejaría los estúpidos formulismos e irrumpió en la penumbra del lugar. El cuerpo seguía allí, pero no había rastro de la muchacha de cabellos castaños. "¡AH! Está mal criada decidió escapar"- dedujo erróneamente y frunció el seño molesto.

Y yo que venía en son de paz para que la pequeña huérfana no se sintiera tan mal- refunfuñó envolviendo el cuerpo en un saco del FBI- y ahora tengo que llevarle el cadáver a media noche a Maureen porque el inepto de Jefry se puso sentimental, jugar al gato y al ratón con la niña Levitte, deducir quien mató al actor de quinta o viviré encadenado a mi escritorio ¡Súper!

Los rayos estaban por desaparecer cuando colocó la evidencia en asiento de copiloto, luego subió al volante con mal genio y arrancó el motor, el cual ronroneó voraz al él aumentar la velocidad.