Era una reunión muy importante para el cliente de mayor relevancia que aquel agente de relaciones públicas e imagen hubiera tenido ¿Una estrella de rock? ¿Una diva de Hollywood? ¿Un presidente, un rey? Todos se quedan cortos: era Dios.

— ¡Hola señor...!— saludó el agente al ver a su cliente entrar a su oficina

— Dios.

— OK, OK, Señor Dios, tome asiento por favor.

El cliente hizo caso a la sugerencia del agente, y comenzó la discusión.

— Bien Señor...Dios, he estado revisando su expediente y su caso y...no es nada bueno.

— ¡Pero soy Dios! ¡Omnipotente y omnipresente! ¡Yo soy el alfa y el ome...!

— Si, si, ya entendí, pero al público actual no le interesa ese tipo de palabrería, se interesan más por las acciones, y sus acciones...no son nada buenas.

— Se que en ocasiones puedo ser algo severo, pero solo imparto justicia.

— Seguro, déjeme ver — el agente dijo mientras revisaba un par de archivos— .Sus primeros das creaciones humanas cometieron el error de comer una fruta de su árbol...para castigarles, los corrió de la casa a un desierto estéril.

— ¡Les dije claramente que no lo hicieran!— Dios gritó con una voz resonante y con sonidos de truenos haciendo eco

— Tranquilo mi rey, tranquilo, solo digo que quizás exageraste un poco, pero...luego tenemos lo de Job.

— ¿Qué con él?

— Eso de matar a su familia y sus posesiones solo para probarle al diablo que él te amaba...fue duro ¿No bastaba con matar un borrego y ya?

— ¡El diablo me provocó!— Dios respondió de nuevo con furia

— Yo solo decía, después de todo, leyendo ese pasaje, hasta parece que te hizo tonto.

— ¡Como te atreves a decir eso! ¡Yo soy Dios todopoderoso! ¡Omnipotente y...!

— Si, si, ahorrate el discurso, sigamos trabajando ¿OK Señor Dios?

— Bueno...— Dios respondió con más calma y con rostro de niño castigado.

— Continuemos...¡Ah, esto es bueno! ¿Infanticidio con los niños de Egipto? Amigo, se que tenías que liberar a tu pueblo, pero hubieras matado a los soldados...eso de matar infantes se ve medio...mal en los medios actuales.

— Eran...otros tiempos, si no morían de eso, se morirían de la plaga o algo.

— Em...supongo.

Siguieron repasando algunos capítulos un tanto infames en el expediente del comportamiento de Dios, un fuerte causal de la pobre imagen pública que esta celebridad había adquirido en los últimos años.

Y finalmente, el agente llegó a varias conclusiones.

— Dios, eres genial, en verdad lo eres, pero si quieres que la gente te vuelva a amar, esto es algo que yo cambiaría: primero que nada, deja de matar a lo loco.

— Pues...esta bien, dejaré de lado eso de las epidemias y los desastres, al menos por un tiempo.

— Segundo: La gente te ve muy...inalcanzable ¿Quizás deberías mostrarte un poco más humano? ¿Qué tal un romance con una mujer? Eso suavizaría tu imagen.

— Pero yo los amo a todos: hombres y mujeres por igual...

El agente se quedó impactado ante tal declaración; confundido, pero tranquilo, le dio una pequeña advertencia a su cliente:

— Escucha amigo, si eres bisexual no tengo problemas con eso, pero quizás quieras ocultar eso un poco, digo...no todos tienen la tolerancia para aceptar algo así ¿Capici?

— Em...creo que no me entendiste, pero...OK.

— Tercero ¿Qué tal un cambio de imagen? El estilo "abuelito" esta algo fuera de moda: te enviaré con una modista, te hará un buen traje, te rasuraras...

— ¿Estilo "abuelito"? ¿Crees que me veo viejo?

— ¡No, no, nada de eso Señor Dios! Y su ropa esta bien para Babilonia o Judea, pero si quiere aparecerse en Nueva York o Los Ángeles, tal vez quiera considerar otras opciones.

— Pero creo que la más importante sugerencia es, y me cuesta decirlo porque no me gusta ser aquellos que tienen que decir los problemas pero, según mis asesores psicológicos...tienes problemas de ira, y serios.

— ¿Ira?

— Reaccionas con episodios genocidios y azotes de plagas y ruina para las civilizaciones ante la menor provocación, y si no es a tu modo, prefieres que todos mueran.

— Quizás he estado bebiendo un poco...yo...mi hijo me ha dicho que quizás deba calmarme, pero ¿Realmente estoy tan mal?

— Señor Dios, es un paso muy importante que reconozca que tiene un problema, ademas, recuerda, no sea orgulloso: es pecado.

— Pues...yo...— suspiró— tengo un problema.

— ¡Muy bien hecho mi Dios! ¡Esta haciendo lo que es correcto!

— Supongo que debí seguir con mi primer instinto: la gente no gusta de ser diezmada.

— Un paso a la vez Dios, un paso a la vez...

La conversación siguió un poco más hasta que terminó la hora: el agente despidió a Dios, deseándole todo el bien y suerte con su re-lanzamiento ante una nueva generación de fieles, pero entonces, por el intercomunicador, escuchó a su asistente.

— Señor Kapowski, su cita de las 2 ya llegó

— ¡Hagalo pasar!

Y así fue: el agente vio a su siguiente cliente entrar en puerta.

— ¡Ah, Satanas! ¿Como va todo en el sur?— le saludó

— Todo el mundo me ama ahora, y tengo las mejores estrellas de rock adorándome ¡No se como le hiciste maldito bastardo, pero eres un genio!

Pero había poco tiempo para saludos y felicitaciones: debían seguir trabajando, mejorar la imagen del diablo aun requería mucha labor...