"...Y entonces ella se fue / se alejo de mi mirada / se que ya no la veré después / y me hace tanta falta..."

—Esta tiene que ser la peor letra que escrito—Todd comentó tras leer las lineas que había compuesto.

—No es tan mala en realidad—dijo el conejo gigante metálico que tenía acompañándolo a su lado.

—¿Disculpa? Donnie Darko vivé a tres cuartos de aquí

—¡Oh, mil perdones!—mencionó el conejo antes de salir del apartamento

—Dios, ya no se si en verdad veo esas cosas o solo me la pasó mucho frente al televisión—pensó Todd mientras jugueteaba con su piano la tonada que estaba creando.

Entonces, escuchó alguien llamar a la puerta, rompiendo su concentración, al igual que su paciencia.

—¡Ya te dije que no soy Donnie Darko...!—Todd gritó al abrir la puerta, notando que se trataba de la hija del casero, Fiona

—¡Perdone! Creo que no es un buen momento para lo de la renta...—dijo la joven

—No, lo siento, no se vaya, claro que tengo el dinero, apenas pero lo tengo, es solo que...ha sido un mes difícil.

—Comprendo ¿Cuestiones monetarias?

—Monetarias y...de otro tipo

—No se preocupe, se que...disculpe, algo me llamó la atención ¿No vivía aquí otra persona?

—¿Otra persona?

—Si: una mujer, también músico como usted, pero tocaba la guitarra ¿No vivían juntos?

—Si...ese es el "otro tipo" al que me refería.

—Oh, lo...lo lamento mucho.

—No hay tal, si ella estuviera viva, tomaría su muerte más en serio...o algo así.

Tras ese incomodo cruce de palabras, Todd entregó el dinero de la renta y Fiona se retiró cabizbaja de pena, pensando que quizás fue demasiado impertinente con un tema delicado.

Más Todd solo se posó frente a su piano a continuar con su canción.

—Te extraño / ¿Por que ya no estas junto a mi? / ¿Por qué te fuiste de aquí? / ¿Por qué...?

Todd tras escucharse así mismo azoto con rabia las teclas de su piano.

—¡Eso es todavía peor!—exclamó—¿No tienes alguna sugerencia, Michelle? ¿Algo para salvar este bote hundiéndose?

Y le tomó un par de segundos poder procesar de todo la verdad

—Claro...ya no estas...jeje, raro pensarlo todavía.

Todd se levantó y puso si vista en un sillón viejo y barato que había conseguido por parte de un amigo, donde Michelle solía descansar y componer con su guitarra en mano y con pluma y lápiz frente a ella en una improvisada mesa de café.

—¿Como diablos le hacías para componer los desastres que hacía? Caramba ¡Hallaste una rima con "Belcebú"!

Pero era algo más que las rimas o los sonidos lo que tanto añoraba; limitarse a eso sería vano y superficial. Añoraba el todo de su ser, desde su figura que adornaba el costado de su cama todas las noches hasta la voz con la que compartían esas ideas suyas: era un mundo de maravillas, y ahora lo había perdido ¿Y lo peor? Quizás nunca se lo dijo de la manera correcta: siempre dudaba si lo que sentía era cariño o algo más, pero una vez que se fue, lo supo con claridad: Si fue amor.

¿Como lidiar con el dolor así? Claro, bebiendo.

Asistió a un bar donde con cantidades inhumanas de cerveza esperaba poder disolver las penas que sentía latentes dentro de él, y si no, bueno, al menos podría emborracharse hasta que se le lastime el cerebro y no pudiera recordar ni su nombre.

—¡Dios mío Todd! ¿Que te ha sucedido?—Fiona le preguntó al verlo tambaleante llegando a la entrada del edificio de su apartamentos, la mañana siguiente.

—Fui solo a divertirme...

—Por el amor de...dejame ayudarte, por favor—Fiona le dijo tomándolo y guiando su caminar hasta que llegará a su hogar.

—¿Has visto esa película, "Up"? ¿Donde el viejo pierde el amor de su vida en los primeros diez malditos minutos?—divagaba de embriaguez Todd—¿Por qué no puede ser mi vida así? Al menos ahora tendría un niño explorador jodiendo a mi puerta e iríamos a alguna aventura con dirigibles, aviones y perros que hablan.

—¿Solamente los perros hablan o también los dirigibles y los aviones?—preguntó Fiona

—¿Cuando fue la última vez que viste una película?

—La última vez que podías estar de pie sin mi ayuda.

Fiona eventualmente lo dejó recostando el la cama, esperando que una buena dosis de sueño lo hicieran recobrar un poco de consciencia y lucidez.

Viéndolo así le partía el corazón: él era un hombre bueno en esencia, y no gustaba de apreciar en primera fila del espectáculo como malgastaba sus horas deseando algo que ya perdió, aunque por otro lado, si ella perdiera a alguien a quien quisiera mucho ¿Reaccionaría mejor?

Supongo que no se podía hacer mucho, aparte de esperar y ser paciente con él.

Pero Todd no salía de ese laberinto.

—¿La renta no es así?—Todd comentó al ver a Fiona parada en su puerta, un tiempo después.

—Tu lo sabes bien...tengo que venir yo a cobrar, si viene mi padre él no tendría reparo de echarte a la calle.

—Toma, es lo que tengo...

—Todd, aun falta.

—¡Lo se! ¡Lo siento de verdad! Ha sido un mes...

—¿Difícil?

—Pues...si.

—¡Todos han sido difíciles! ¡Todos tenemos problemas, pero de nada sirve que los ignores y esperes siempre la paciencia de otros!

—Solo deseo algo de comprensión ¿De acuerdo?

—Te la quiero dar, pero...Todd, yo...

—¿Si?

—...nada, solo que mañana volveré, sino vendrá mi padre, y te lo advierto: el no tiene mi paciencia, y honestamente, ya la estoy perdiendo también.

—Tomo nota.

Molesta no tanto por el hecho, sino por la actitud, Fiona se retiró azotando la puerta y contando los centavos de Todd, haber por cuanto este músico tendrá que morirse de hambre.

—Así que ¿Cuanto me puede dar?—Todd preguntó al día siguiente al dueño de una tienda de empeño, quien vino a su apartamento a revisar ese piano suyo

—No es perfecto muchacho, tiene la superficie dañada y no se si suene bien.

—¡Claro que suena bien! Observa.

Todd empezó a tocar las teclas, tratando de formar un sonido agradable de música, en su lugar, solo notas al azar sin ritmo y forma salieron.

—¿No tienes mucho con este piano, no es así?—preguntó el comerciante

—He estado algo fuera de practica.

—Si, seguro...pero debo reconocerlo, si suena bien, al menos puedo decir que esta en buen estado en ese aspecto.

—¿Cuanto me puede ofrecer?

—Un par de cientos.

—¿Esta bromeando? Esto me costo al menos unos mil en su momento.

—Si, pero estas cosas se devalúan, ademas, te estaría haciendo un favor: por lo que escuché, no lo usas demasiado...

—Si, supongo que tiene razón...

Y Todd aceptó el trato, al menos tendría para cubrir la renta, y quizás algo de alimento.

—¿Todd, que pasa?—Fiona preguntó al ver a un par de ayudantes de aquel comerciante bajar el piano del músico

—Toma—Todd le entregó unos cuantos billetes—deuda saldada: ¡Hasta el próximo mes!

—Todd...

Fiona no sabía que hacer: ya se había intentado meter e intervenir en la situación, pero solo parecía agravar el egoísmo y las tendencias de autodestrucción de Todd, y al final, supuso que ya había hecho su lucha, pero de nada servía su él se rendía ante su propia auto-compasión y desdicha.

Pero como una estúpida, ahí iba otra vez...

—¿Cuanto cuesta ese piano?—preguntó en una tienda de empeño

—600

—¿Dolares?

—No, en chocolates.

—No hay necesidad de ser sarcástico—Fiona buscó en su bolsillo la suma necesaria— ¡Ademas, para que lo sepa, el chocolate puro es bastante caro y sería más que 600 dolares!

—¿Quiere que sea más?

—No, lo siento, me llevó el piano, gracias...

Esperaba que con este detalle pudiera hacerlo recobrar un poco los ánimos, y quizás la voluntad ¿Era una idea tonta? Por supuesto, y ella lo sabía a la perfección, y frecuentemente se preguntaba ¿Por qué coñetes me importa este imbécil? No conocía la respuesta, solo...se importaba.

—Todd, más vale que salgas, necesito que me ayudes con algo y todos los demás están pues...ocupados fuera trabajando y esas cosas—llamó así a su puerta.

—¡¿Qué no me oyes?!—gritó tras abrir la puerta con una copia de las llaves—¡Necesito que me ayudes!

Pero la furia se convirtió en sorpresa al ver el cuerpo de Todd en el suelo, sangrante de un agujero en la sien con un revolver cerca de su mano.

—El maldito no tenía dinero para pagar la renta pero si se consiguió un revolver...hablando de prioridades...

Pero después de un instante se percató de lo sucedido al fin: la noticia había llegado a su mente y golpeado como un trueno con furia la tierra seca: Todd estaba muerto.

Describir la pena y lamentación que sintió Fiona sin importar el lenguaje usado no haría justicia a la intensidad que sentía tales emociones azotando su corazón y sus entrañas.

Nadie asistió a su funeral, exceptuando, claro esta, Fiona, sin saber aun el porque, pero creo que para cualquier espectador a una distancia razonable lo sabía: Fiona sentía algo poderoso por Todd ¿Amor? Es una posibilidad, pero tratar de definir los términos ahora sería irrelevante ya que nunca más lo volvería a ver.

Y ahora tenía un piano que de poco le servía.

—¿Como pudiste gastar 600 en esa cosa? ¡Ni siquiera sabes tocar!—su padre la reprendió

—¡Puedo aprender! ¡Ademas, no esta tan mal! Esto es un buen detalle decorativo

—Se ve viejo.

—Solo por fuera, y eso puede arreglarse, ademas, mira, por dentro esta...

Fiona al abrir el interior del piano, encontró varios papeles: canciones y partituras de Todd, y la que estaba encima de todas tenía un titulo que para ella parecía explicar...todo

"La chica del pasillo: por Todd Bethany"

—¿Qué es eso?—preguntó el padre

—No es nada, solo...cosas...

Y Fiona se retiró a su habitación para leer con más calma esa letra:

"Me da la mano en las arenas movedizas / se vuelve mi faro en la oscuridad / solo ella puede aguantar mis tonterías / y traerme de vuelta a la realidad...

Nota: MEJORAR LA MALDITA LETRA!!!"

Si, la letra era bastante mala, pero la intención y la emoción con la que lo había hecho eran más que evidentes a sus ojos, y estos comenzaron a regar de lagrimas el papel donde estaba escrita, y finalmente Fiona lo supo:

Si era amor.