Ya estamos de vuelta. Increiblemente, aunque en verano hay más tiempo para escribir, nada viene a mi cabeza. Parece que la universidad y sus intensas clases tienen en mí el efecto de unas musas. No sé si interesará a alguien la historia, pero surguió a partir de la primera frase (que no me pertenece). ¿Alguien sabe de dónde la he sacado? ¡Daros prisa, que el tiempo para responder se acaba! =)
Como siempre, se aceptan sugerencias para el título.
"Tic, tic, tic. ¿Oyes eso? Es el sonido de tu vida que se acaba."
Jack se despertó repentinamente, aunque no sobresaltado ya que llevaba más de dos meses soñando todas las noches esa misma escena y esa siniestra frase. No sabía qué quería decir, si es que significaba algo. Sólo sabía que no le gustaba nada presenciar cómo ese monstruo con forma de hombre tenía atada a una preciosa chica. Él sabía que era muy hermosa pese a que tenía una especie de gorra calada en la cabeza, de tal manera que sólo se podían ver unos labios que prometían ser muy jugosos.
Oía sus gritos y sollozos de dolor en sueños. Mientras tanto, la víbora que la retenía susurraba esa horrible frase en su oído con calma, casi con dulzura, como si le estuviera ofreciendo un regalo que no tardaría en llegar. Y a continuación, mordía ese largo cuello de cisne y veía cómo entre sus afilados y blancos dientes se escurrían, de vez en cuando, pequeñas gotas color escarlata. Con cada minúscula gota roja que era bebida por el apuesto verdugo, iba desapareciendo el color de la cara de la cautiva mientras pedía a gritos su libertad.
Mas nadie parecía escucharla salvo él mismo, que una y otra vez se repetía que no podía hacer nada, ya que sólo era un sueño. Jack cerraba los ojos, como todas las noches, y deseando soñar con la chica tan guapa que se sentaba delante suya en la clase de física avanzada, se volvía a dormir. En ocasiones, conseguía fantasear con lo que deseaba, otras veces ni siquiera recordaba lo que soñaba. Sin embargo, lo que sí que sabía de seguro es que no volvía a ver a esa misteriosa prisionera que tanto sufría en sus sueños. De hecho, en ocasiones, cuando el alba se colaba por la ventana y era la hora de empezar un nuevo día, no recordaba la breve interrupción en su noche de sueño reparador.
Mientras volvía a caer rendido en los brazos de Morfeo, unos pisos más arriba, en una habitación completamente insonorizada, una joven de rostro muy pálido caía inconsciente mientras su diabólico carcelero se limpiaba cuidadosamente su cara, que parecía esculpida en marfil con unos rasgos duros y sensuales. Eliminaba las manchas de sangre con un impecable pañuelo de seda mientras sonreía.
Estaba satisfecho tras el banquete, sobre todo al saber que se había controlado lo suficiente para no beber demasiada sangre. La chica viviría y para el día siguiente despertaría manteniendo una fuente fresca de sangre. Que, por cierto, era la más deliciosa que había encontrado en por lo menos un par de siglos. Por lo que prolongaría su vida, y por tanto su sufrimiento, el máximo que pudiera.
Sin embargo, tarde o temprano terminaría muriendo, cuando su cuerpo ya se cansara de regenerar sangre constantemente o cuando su alma no soportara más sufrimiento sin descanso y su voluntad fallara. Hasta entonces, todos los instantes en que estuviera consciente gritaría, chillaría pidiendo ayuda, piedad, la libertad o, incluso, la muerte; como había hecho hasta entonces. Pero eso no suponía ningún problema para el altivo captor, ya que se había asegurado de que nadie la oiría nunca más. Su destino final era la muerte y los espíritus vengativos no podían hacerse escuchar por los simples mortales.
OoOoO
Unas semanas después, Jack durmió toda la noche de un tirón, sin molestas interrupciones a la hora de las brujas. A la mañana siguiente sólo notó esa leve molestia de que había algo que se le escapaba. Algo había cambiado pero no era capaz de distinguir qué era diferente. Pero no le prestó mucha atención a esa extraña sensación y al rato la olvidó, pensando que si era algo importante, tarde o temprano lo recordaría.
En ese mismo momento, unos kilómetros más lejos, una joven desaparecía en el fondo del mar, con una belleza sobrenatural que la muerte le había entregado a cambio de su alma. La belleza no desaparecería ni su rostro se pudriría, de igual manera que ella ya nunca volvería a la vida.
Si habéis llegado hasta aquí, tal vez queráis decirme qué os parece... ;-) ¡Saludos a todos!
-Selenia.