SOBRE CLICHÉS Y COSAS PEORES

Nada como una buena tarea de literatura para comprender que en realidad no sabes nada de literatura (a menos claro que haya habido adaptaciones al cine). No tardaron en aprender eso el trió de amigos favorito (y más buscado) en el colegio Hopewell High.

—Esto es más aburrido que una convención de vendedores de tubos de PBC—Jake comentó, en la mesa de una pizzeria mientras revisaba el libro que debió haber leído desde hace semanas y apenas estaba terminando.

—¿Por qué no hiciste la tarea antes?—Allye, su amiga-novia-amante-cualquier cosa que implique besuqueo ocasional le reprendió

—¡Si quieren que leamos deberían al menos dar cosas interesantes! ¿Por qué no aceptaron mi sugerencia?

—Estoy segura que "Antología de las Mejores Cartas a Penthouse" no hace buena literatura.

—¿De todos modos acaso me imaginas a mi, Jake Zabrocki, teniendo que leer "Orgullo y Prejuicio"?

—Jane Austen no es de mis autoras favoritas, lo admito.

En medio de la plática, Sarah, la compañera que completa la tercia tomó asiento a lado de Allyson.

—Ya hice la orden chicos—Sarah comentó—, y al parecer, tienes razón Jake: nadie se da cuenta que esos billetes son falsos.

—Te lo dije: me debes 20 dólares.

—Comprendo, ¿y aceptas...?

—¡No acepto billetes falsos!

—Oh...bueno...pero no tienes que alterarte.

—Dejalo tranquilo Sarah—Allyson le pidió—. Está algo estresado porque tiene que terminar para mañana una lectura que para acabar tuvo un mes.

—¡Ah! ¡"Orgullo y Prejuicio"!—Sarah exclamó al ver el titulo del texto—¡Vaya cliché!

—¡Exacto!—Jake detuvo su lectura por un momento para hacer notar su parecer—No hay nada que no haya visto en la televisión, la Internet, el cine, o el porno.

—¿El porno?

— "Penetrez y Esparcimiento" de 1992.

—No creo que "Penetrez" sea una palabra—Allyson comentó

—¡Si!—concordó Sarah—Y de serlo, sería "penetridad" o...¿les gusta más "penetritud"?

—No sé: nombrar nuevos sustantivos para describir situaciones eróticas no es mi fuerte, pero hey, ¿puedes culpar a la autora? Se hizo en una época cuando esos clichés eran nuevos, así que desde su punto de vista, no eran clichés en realidad, y en todo caso, ni siquiera son los peores.

—¿Ah no? Bueno señora letrada en...letras—Jake dijo en un uso del lenguaje "Junoesco"—¿Qué clichés serían para ti peores?

—¡Uf! ¡Deberías leer a los autores novatos con las que me topo en la Internet!

—No lo hago porque tengo una vida, Allye.

—OK, esa dolió más de lo que esperaba, pero si: pudiendo elegir el cliché que más me tiene harta...diré el "travestí de internado".

—¿"Travestí de Internado"? No sabía que Adam Ant seguía sacando discos—Sarah comentó

—No, no, me refiero a esa trama en la que una adolescente por una u otra razón se mete a una escuela que resulta ser un colegio de solo chicos. Se corta el pelo, trata de hacer más grave la voz, se viste como hombre y puede o no tener un romance con su compañero de cuarto que se cuestiona una y otra vez su sexualidad.

—Eso es algo bizarro y...no mentiré, ¿es normal que me haya excitado un poco?—Sarah preguntó

—¿Todo acaso lo tienes que relacionar con el sexo?

—Somos adolescentes Allye—Jake intervino—. Un simposium de Química Inorgánica nos hace pensar en sexo.

—Bueno, el punto es que ese es el cliché que más me tiene harta, ¿se imaginan cómo seria?

Hace tan solo la semana pasada era Allyson Sigrid Martin (viejo nombre familiar, no se burlen de "Sigrid"): una adolescente normal de 16 años que pasaba el día con sus amigos del colegio, escuchando música de rockeros muertos y ver caricaturas bizarras hechas por y para stoners, pero ahora estoy en un escenario el cual no pensé a ver jamás.

Usted debe ser el nuevo alumno—me dijo uno de los vigilantes de ese internado, San Sebastian—. Pase por favor. Su dormitorio está en el edificio "D".

Si no lo notaron, aquí va: el vigilante me llamó "alumno", y hay una muy buena razón para ello: si, siempre he sido un poco "masculina" en muchos sentidos: prefiero las camisas de franela, los jeans rotos y holgados con tenis a las blusas de tirantes, faldas cortas y zapatos de tacón, y tengo posters de Ian Curtis y Kurt Cobain en lugar de Justin Bieber o Robert Pattinson, pero inclusive con todos esos comportamientos poco femeninos estaban lejos de lo que estaba haciendo ahora.

Me había enrolado en un colegio solo de chicos.

¿Fácil? No, ni crean: tuve que cortarme el pelo, y aunque no soy vanidosa (hasta donde sé), si fue algo que me dolió un poco. Eso sin mencionar que ahora para evitar sospechas debo hablar cómo si tuviera bronquitis y patatas en la garganta.

¿Por qué hago lo qué hago? Al igual que casi todo problema que he tenido en mi vida, todo comenzó en familia: mi abuelo murió, y el viejo resultó tener más dinero que un junior de Dubai, el único problema es que para heredarlo dejo en claro que su único nieto se graduara de San Sebastian.

El maldito detalle es que nadie nunca le dijo que no resulté tener salchicha, sino durazno (lo que se hace por dinero)

Y claro...tampoco estorban detalles adicionales...

¿Puedo ayudarte?—ese chico me dijo al verme batallar con mis cajas al entrar al dormitorio.

¡¿Jake...?—pregunexclamé, dejando caer las cajas de la sorpresa que me estaba llevando.

¿Me conoces?

Si, claro que lo hacía: él era Jake Zabrocki, el chico que se había vuelto mi obsesión, y resulta que fue enviado a estudiar a la misma escuela que yo, ¿fantástico verdad? Claro, excepto por el hecho que no le podía decir a nadie que era una chica y mucho menos mi amor...solo si él fuera gay...y claro, eso ocasionaría otra serie de problemas...

Dejame darte una mano—me dijo al verme tratar de recoger todas mis pertenencias.

De una en una intercaladamente fuimos dejando esas cosas en las cajas, hasta que solo quedaba un pequeño cuaderno de dibujo que siempre llevo conmigo, y ambos fuimos a su búsqueda, pero lo que se encontraron fueron nuestras manos.

Lo siento, tomalo tú—me dijo—, espera, ¿estás bien? Te ves algo colorado.

¡Si, estoy bien!—dije apurada tomando el cuaderno.

Guardé la libreta en la caja final y me las lleve a mis cajones asignados en el dormitorio...vaya que esta escuela promete ser algo interesante.

—Fue una historia muy detallada para quejarte de que es cliché—Jake comentó.

—Si, bueno...quizás me paso mucho tiempo en esas paginas—Allye respondió, un poco apenada.

—De todas maneras, esa fantasía parece imposible—agregó Sarah—. Es decir, ¿Jake, amable y cordial? ¡Por favor! ¡El chico vende crack para vivir!

—¡Oye! ¡Lo cortés no quita lo traficante!—Jake se defendió

—Nadie dijo lo contrario—dijo Allyson.

—Aunque si, comprendo el punto...esos clichés me tienen harto.

—Bien Jake, ¿qué cliché es el que más te tiene hasta las cejas?

—No sé mucho de eso, pero siempre he escuchado que la fantasía secreta de muchas son las historias de "alumna y maestro".

—¡Ah claro!—Allyson y Sarah exclamaron al unísono.

—¿Saben que haría yo? Por una vez, por una sola maldita vez, invertiría los roles: "Alumno y maestra"...por ejemplo...¿recuerdan a la Señorita Mckenzie? ¿la de economía domestica?

—La de los grandes...méritos, ¿verdad?—Sarah cuestionó haciendo ademanes con sus manos relacionados a las pronunciadas formas del cuerpo de la maestra

—Esa mera...esto haría.

Odiaba quedarme después de clases en casi toda clase, pero en esta en especial podía hacer una excepción: la clase de economía domestica, ¿en qué pensaba? Son solo cosas de mujeres.

Ahí estaba la lógica: pensaba que debía ser una clase que solo toman chicas, y que sería el único hombre ahí, ¡cacería fácil! Bueno, pues...¡Error! No fui el único con la idea, así que terminé en una clase de 25 chicos aprendiendo a hacer brownies de chocolate...como dicen por ahí...fail.

Pero la fémina que si estaba presente bien valía por todas las que no: la señorita Amanda McKenzie...tenía un cuerpo que deberían anunciar que no se puede operar maquinaría pesada tras verla, y una voz profunda, sutil, pero al mismo tiempo sugerente que pagaría el botín de mis asaltos del mes solo por tenerlo como mp3...

Y quería verme después de clases.

¡Ah, joven Zabrocki! ¡Por fin ha arrivado!—me dijo al verme entrar

No faltaría ni aunque me cortaran uno y la mitad del otro—dije, no sin darme cuenta en pocos instantes que podía usar ese lenguaje con mis compañeros de grupo o mis contactos en la correcional, pero no con una dama de tal clase.

¡Oh, joven Zabrocki! ¡Usted es siempre tan ocurrente!—respondió con júbilo y sonrisas.

Em...gracias, Profesora McKenzie

De nada, pero no tiene que ser tan formal—ella dijo mientras tomó asiento en su escritorio, cruzando sus piernas torneadas y perfectas—. Si así lo desea, solo puede llamarme "Amanda".

Muy bien Amanda, entonces...insisto en que haga lo mismo, y me diga solo...Jake.

De acuerdo jo...quiero decir...Jake.

La manera en que decía mi nombre era tal que olviden lo que dije de tenerlo de mp3, esa voz es la cura para la impotencia: mi bisabuelo de 95 años volvería a ser joven con solo escucharla pronunciar una palabra.

Y...ejem...Amanda, ¿por qué me citó?

¿Estás nervioso, Jake?

N-no...no realmente.

Que bueno...porque no tienes que estarlo, y aún de ser así, en instantes te haré sentir mejor...

Con más decisión que cabeza (bueno, si tenía mucha "cabeza", pero no me refiero a la que tengo sobre los hombros) me acerqué a ella, la tomé de los hombros mientras ella empezó a desabotonar su blusa...y entonces...

—¿¡Por qué fue eso!—Jake pidió respuesta ante un impacto con un vaso de soda que Allye le arrojó al rostro.

—Nada, nada—Allyson respondió cortante, con el rostro enrojecido, mas esta vez no de pena si no de rabia.

—¡Tú dijiste una historia y yo dije otra! ¿Qué tiene de malo?

—Bueno, aparte del enorme sexismo al usar la frase "cosas de mujeres", ¿por qué tú si eres mi fantasía y yo no puedo ser la tuya?

—Ambos ahora lo son de las mías, si a mi me preguntan—Sarah alcanzó a comentar, con los ojos perdidos en una mirada lasciva.

—¿Ves lo qué haces Jake?—Allyson señaló—¡Ahora nos pone en su catálogo mental?

—Creo que fue un gran degenerado quien dijo que "lo único peor que alguien tenga una fantasía sexual contigo es que nadie la tenga".

—Bueno...em...eso de hecho fue brillante...asqueroso, pero brillante.

—Dejémonos de tonterías, que aún tengo que leer esto, ¿si?

—¡Esperen! ¿Qué nadie quiere oír mi historia cliché?

—No—fue ahora Jake con quien Allyson comentó al unísono.

—¡Pues me vale! Aquí está: el cliché que diré a continuación es uno con el que llevo una relación amor-odio, pues aunque sé que ya esta gastado hasta morir, no puedo evitar que me guste...estoy hablando del "Apocalipsis Zombie"...

Diario del Libro de Sarah

Hace semanas que no veo a nadie más en esta zona olvidada por El Señor...no sé como me las he arreglado para seguir viva, pero no ha sido sencillo, y la lucha me ha llevado al limite: casi no tengo armas, ni balas, y las provisiones se están agotando.

No hay de otra: tengo que adentrarme a la ciudad.

Por fortuna aún tenía un vehículo con algo de gasolina, así que no será tanto el recorrido, pero eso no lo hacía mucho más simple.

Estaba a punto de llegar a un supermercado, cuándo justo antes de estacionar mi vehículo frente al edificio escuché unos ruidos muy familiares.

¡Zombis!—grité al ver uno corriendo a todo trote desde atrás de un tanque contenedor de basura a toda velocidad.

Tomé mi escopeta y traté de apuntar al cráneo: la bala impactó, pero en una zona intermedia entre el cuello y el hombro derecho. Eso logró aturdirlo un poco, pero no tardó en ponerse en marcha contra mi una vez más.

Tuve que retroceder un poco y reingresé a mi vehículo. Él zombi chocó contra el parabrisas y trataba de romperlo. Tenía mucha fuerza, pero al menos ahora frente a mi pude disparar otro balazo más, esta vez certero, que terminó de acabar con esa criatura.

Shalom alecheim...baby—dije al verlo re-muerto, para luego encender los limpia-vidrios y terminar de arrojar el cuerpo de mi auto.

Me llevé un gran susto, pero no podía retroceder en este momento: ya había llegado muy lejos y no podía desistir. Me bajé del vehículo una vez más, con escopeta en manos y machete en una funda amarrada a mi cintura, esperando lo mejor, y esperando encontrar justo aquello que necesitaba para sobrevivir.

Me sorprendió ver esa imagen: casi no quedaba nada. Sin duda ya habían saqueado el lugar con anterioridad, pero también me sorprendían los muros bañados con sangre aquí y allá. Pareciera que no solo fue un tesoro a robar, sino un campo de batalla.

No pude hacer nada más que adentrarme en el interior de la tienda, a lo oscuro, a lo remoto. A la distancia, y tras un buen tiempo de recorrido, vi mi objetivo.

Pero al mismo tiempo, se escuchaban gemidos. No estaba sola, y aquel zombi no era el único que hacía gala de su presencia en el lugar.

¡Diablos!—exclamé al ver que a mi espalda se acercaba un contingente de esos seres.

Tenía pocas balas, así que tuve que hacerlas durar: hice un par de disparos. Ambos acabaron en el blanco, pero solo dos zombis derribados no era nada: no sé exactamente el número, pero al menos fácilmente superaban los diez.

¡Mierda, mierda, mierda!—pensé mientras corría de esa marabunta mortal, alejándome por lo pronto de mi objetivo primordial. Ni modo, por ahora tendré que esperar.

Trate de dificultar el camino de esas bestias tumbando muebles, cajas, mercancía, todo lo que estuviera a mi alcance. Funcionó hasta cierto punto, y parecí perderlos de vista, mas sabía bien que no tardaría demasiado en estar a su alcance si no pensaba en algo y ya.

Piensa Sarah, piensa—me repetía tratando de forjar un plan, un esquema, un ataque...cualquier cosa.

Y entonces noté que estaba ahora en la sección de casa y jardín: había parrillas, había carbón, había...tanques de gas.

¡Lo tengo!—exclamé, esperando que el siguiente movimiento fuera a funcionar.

Rápidamente recolecté varios tanques, abrí sus llaves ligeramente, y los apilé en la entrada del departamento. Escuché esa gran mezcla de gritos, gemidos y lamentos marchando y aproximándose lenta pero firmemente conmigo.

Tomé refugio a la distancia, ocultándome detrás de una estantería. Con una bengala que tenía en caso de emergencia, tenía ya listo mi plan: al instante de ver a los zombis apilados frente a los tanques, lancé la bengala, y al caer en ese mini-ambiente viciado de gas, una fuerte explosión comenzó.

Volví a ocultarme tras el aparador para escapar de esas brazas ardientes y miembros destrozados flotando. La explosión me quemó un poco el hombro, y el ruido dejó mis oídos algo dañados, pero estaba viva, y esos seres ya no.

Bajé esperando encontrar algo de utilidad, pero casi me derrumbo moralmente al regresar y hallar que aquel tesoro, botín preciado que tanto deseaba y estaba buscando, fue consumido por los zombis...

¡Los twinkies...! ¿¡Por qué Señor te tenías que llevar los twinkies?—grité al cielo a todo volumen y pulmón

Ni modo, así es la vida: no tenía otro remedio más que tomar mis cosas, volver a mi vehículo, y seguir mi marcha solitaria en esta tierra barrida y desolada sin señales de civilización...los twinkies tendrán que esperar...

—¿Y qué piensan?—Sarah preguntó sonriente

—¿"Libro de Sarah"? ¿ "Shalom Alecheim Baby"?—preguntó Allyson

—Si, porque comprendo lo de los twinkies pero...te copiaste dos películas que ni siquiera tratan de zombis—complementó Jake.

—¡Mi historia, mis parodias!—Sarah defendió su narración

—Al menos, eso si...si hubiera más zombis en la literatura de Jane Austen, esta labor sería más agradable—el chico, frustrado por notar la aún gran cantidad de páginas por leer, mencionó.

—Pero...hay algo así, de hecho—Allye comentó.

—¿Zombis y Jane Austen?

—Si... "Orgullo y Prejuicio y Zombis"

—¿¡Por qué coñetes no me dieron a leer ese libro!

—La tarea es sobre clásicos de la literatura y aunque no niego su valor de entretenimiento, "Orgullo y Prejuicio y Zombis" no creo que cuente como "clásico".

—Además, créeme: junta los clichés de "Orgullo y Prejuicio" y los junta con los clichés de las historias de zombis para creer la tormenta perfecta...de clichés—comentó Sarah.

—¿"Tormenta perfecta"?—Jake cuestionó—¡Esa frase es un cliché!

—¡TÚ eres un cliché!

Y esos tres amigos se quedaron discutiendo toda la noche hasta ser corridos por los administradores de la pizzeria discutiendo sobre clichés y acusándose el uno al otro de serlo. Pero seamos sinceros...

...¿Qué hoy en día no es cliché?

FIN

(Terminar con "fin" una historia también es cliché, por cierto...)

NOTA DEL AUTOR: Esta es la primera historia que escribo para el 2012, así que feliz año nuevo a todos de entrada, ojala la hayan pasado bien, o al menos, mejor que yo XD.

Este corte de Hopewell es un poco inusual, y antes que otros autores me critiquen por pensar que me burlo de ellos, de una vez repito que no parodio ni satirizo cosas de las cuales no tengo algo de respeto, así que es una burla, si, pero en espíritu deportivo. Y en todo caso, es mas una critica de como la palabra "cliché" parece usarse sin ton ni son ante ya cualquier situación, casi como un tic verbal (y no digo que yo este libre de culpas en realidad...)

También lo hice para no oxidarme con Hopewell, que la tercera temporada no tarda en llegar.

Y sobre las parodias: se me ocurrió hacer una de vampiros, pero seamos sinceros...las parodias de Twilight ya son cliché (yo mismo contribuí para que se gastaran)

Shalom camaradas, y suerte en este año que empieza.