Pecas
Pecas. Le gustaban las pecas. Y él sabía que todo era culpa suya. Marlene siempre había sido pecosa, pecosa y con mofletes y él se había tirado años metiéndose con ella por eso 'Pecas, ¿te he dicho ya que pareces un mapa?'. No era de extrañar que ella hubiese establecido una relación insana con ellas, pero desde luego no era ésta la que él esperaba.
20 de enero del 2000
Se conocieron una tarde de invierno, frío en sus mejillas y ganas de romper con todo en sus infantiles ojos. Los padres tiraban de sus manos, guiándoles a una reunión que a ellos ni les importaba ni entendían.
—Tienes muchas pecas.
—Y tu pareces un chucho mojado.
Lo suyo había sido odio a primera vista.
15 de septiembre del 2004
El día que se volvieron a ver Marlene lo reconoció de inmediato. Seguía teniendo el mismo aspecto de chucho mojado, aun a pesar de medir casi diez centímetros más y tener esa estúpida sonrisa arrogante partiéndole la cara.
Él, por su parte, no la reconoció hasta que fue demasiado tarde. Sus mofletes no parecían tan grandes y redondos como él recordaba, ni sus ojos tan brillantes, aunque sí, había sido un estúpido, seguía teniendo sus mismas pecas juguetonas.
—Así que vamos a vernos a menudo.
—Tu madre se alegrará pensando que por fin te vas a relacionar con alguien que vale la pena.
—¿Acaso esperas que me relacione contigo? Y, además, Pecas, ¿desde cuándo vales tu la pena?
—He dicho pensando, y en cuanto a lo de valer la pena, desde luego para ti no.
Ir juntos al instituto no había sido cosa de buena suerte.
8 de abril del 2009
—¿Qué tal si me dejas en paz de una vez por todas?
—Oh, vamos Marlene, no me seas aburrida, sabes que en el fondo esto te va a gustar tanto como a mi.
Marlene había cogido el globo de agua que él le tendía y, en vez de lanzarlo hacia el coche del viejo profesor Scott se lo había tirado a la cara.
—De entre todas las tontería que has hecho en los años que te conozco, jamás habías hecho nada peor. Te arrepentirás —le había amenazado él.
Pero de nada había servido. Dos meses después, cuando ambos se encontraban entrelazados en un húmedo abrazo, jugando con sus lenguas y chocando de una forma quizá demasiado insistente sus caderas, quedaba claro que él jamás lograría vengarse.
Lo suyo había sido amor a primera vista, y la cosa se les estaba yendo de las manos.
Pecas. Le gustaban las pecas. Estaba obsesionada con las pecas. Él no sabía qué opinar al respecto, salvo que en las frías noches de invierno le gustaba que se las contase. Siempre empezaba con las de la espalda. Besaba a las solitarias y abrazaba a las que nacían en grupos. Le encantaba. Había veces, si estaba inspirada, en las que cogía pluma y tinta y las unía formando dibujos que solo ella entendía, otras, buscaba constelaciones, y otras, simplemente, le rayaba la espalda esperando que empezase a hacer el tonto y babear cual perro.
—Marlene.
—¿Sí?
—Mis pecas están enamoradas de ti.
Hola :)
Esta historia es algo extraña, quizá sobretodo en su forma, pero espero que se haya entendido todo. Se podría decir que es su historia, la de Marlene y él. Lo suyo siempre ha sido odio a primera vista, pero quizá la cosa se les fue de las manos.
Lo que está en letra normal se entiende que es el presente,y por si os interesan las edades 8, 12, 17 y 20 :)
Espero que os haya gustado, y ya sabéis, los reviews se agradecen :)
Besos,
LainaM.